Trabajo Infantil, son dos palabras que no deberían ir juntas. Hoy, 12 de junio, seguimos hablando del Día contra el Trabajo Infantil, declarado en 2008 por Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas.
La mala noticia es que hoy, en un contexto de pandemia por COVID-19 y aislamiento social, según expertos internacionales y datos de países en vías de desarrollo, el trabajo infantil está en riesgo de aumentar sus cifras.
La causa fundamental del trabajo infantil es la pobreza
¿Qué se considera "trabajo infantil"?
Hay tres Convenciones internacionales que regulan el trabajo infantil. Las convenciones 138 y 182 de la Organización Internacional del Trabajo hablan sobre la edad mínima para trabajar y las prohibición de las formas más duras de trabajo respectivamente. La Convención de Naciones Unidas sobre Derechos de la Infancia es la tercera.
Cualquier forma de trabajo que quebrante las normas 138 y 182 de la OIT es trabajo infantil:
- Los menores de 12 años que realicen cualquier actividad remunerada al menos una hora o que realicen actividades domésticas por más de 28 horas a la semana.
- Los niños y niñas de 12 a 14 años que realizan al menos 14 horas de trabajo remunerado o 28 horas semanales de tareas domésticas.
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- Y los adolescentes de 15 a 17 años que realicen 43 horas de actividad económica o tareas domésticas.
- Cualquier forma de trabajo peligrosa, remunerada o no, sean las horas que sean, de 5 a 17 años, se considera trabajo infantil.
Además de la OIT, los dos organismos de las Naciones Unidas, UNICEF y ACNUR, grafican el mapa de esta vulneración de los derechos humanos.
Según estas instituciones, más de 152 millones de niños y niñas del mundo son víctimas del trabajo infantil, y casi la mitad de ellos (un poco más de 72 millones), son víctimas de explotación (entendida esta como esclavitud, trata, prostitución, trabajo forzoso o en fuerzas armadas).
¿Dónde están los niños y niñas trabajadores?
Según las cifras de UNICEF, la mayoría están en el África Subsahariana, donde el 29 por ciento de los menores entre 5 y 17 años trabaja, aunque ningún continente se libra.
El endurecimiento de las legislaciones dirigidas a abolir cualquier forma de trabajo infantil, que incluyen sanciones a empleadores que contraten a menores, lejos de terminar con él solo ha conseguido que aumente la corrupción.
El trabajo de los niños y niñas es muchas veces encubierto con el fin de que no sea detectado, por lo que los hace todavía más vulnerables.
Trabajo Infantil y COVID-19
La causa fundamental del trabajo infantil es la pobreza. Con la crisis del Coronavirus y el crecimiento de la pobreza global, más menores en el mundo están en riesgo de verse obligados a trabajar. Además, el descenso de la actividad educativa en todo el planeta como medida de prevención, convierte a los menores en más vulnerables.
En los países en vías de desarrollo no solo no cuentan con las herramientas para continuar sus estudios fuera de las aulas, sino que, al no poder ir a la escuela, muchos se han visto privados de la única comida completa que hacen al día en el centro escolar. Un porcentaje de estos menores ya no volverán a la escuela tras el paro educativo y se verán obligados a trabajar.
Con información de Levante y La Nación