El fiscal Miguel Moreno acusó ayer a Andrés “Pillín” Bracamonte de haber lavado activos por algo más de 38 millones de pesos provenientes de presuntos ilícitos cometidos en casi dos décadas como jefe de la barra de Rosario Central.
Al imputado se le adjudicó “haber realizado un conjunto de maniobras consistentes en la utilización de personas de su confianza como presta nombres y administradores, y de la creación de sociedades comerciales, a través de las cuales puso en circulación en el mercado, bienes provenientes de presuntos ilícitos penales como amenazas coactivas, extorsiones, posible participación en maniobras defraudatorias que permitieron sus negociados ilícitos desde su posición” de jefe en la barra de Central.
El fiscal sostuvo que lo hizo con el objetivo de que “esos bienes –que alcanzan provisoriamente la suma de unos 38 millones de pesos– adquieran la apariencia de un origen lícito, con el consiguiente riesgo de producir alteraciones en el orden económico y financiero local y comercial, como así también afectando la administración de justicia provincial”.
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Tras la lectura de la acusación, el abogado defensor, Carlos Varela, pidió trasladar la investigación a la Justicia federal. Al respecto mencionó recientes fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Moreno replicó que el delito que le achaca a “Pillín” remite a delitos precedentes que son de competencia provincial y no afectan a la Nación.
“Las víctimas son personas de acá, desde el socio que estacionó cerca del estadio y lo apretaron para que pague, hasta el padre del jugador que tuvo que firmar con Silvetti, incluso el propio club es víctima de estas maniobras”, argumentó el fiscal. “Es difícil precisar que esas víctimas están en la provincia si no son identificadas”, afirmó el abogado defensor.