Sabe que se expone a las heladas invernales pero también a los riesgos de accidentes, que no son pocos. Sin ir más lejos, viene de sufrir uno del que aún no se repuso del todo. Pero hay que seguir. “Ando en una Hondita. Es muy duro, trato de abrigarme lo que más puedo pero el viento helado te parte la cara, la piel. Y los riesgos están. De hecho, el otro día me caí feo y me lastimé el hombro derecho. Aparte acá en Rincón hay mucho barro y se complica en algunas zonas”, lamenta el nacido en Catriel, que a los pocos años se radicó en la ciudad neuquina.
Por ello lo toma como algo provisorio y para que, por lo pronto, no le falte un plato de comida en la mesa. “Lo que saco es para el día a día, para comer. No quiero bajonearme. Mi sueño es volver a jugar y recién tengo 26 años. He tirado currículum en otros lados así que a la espera de que salga algo mejor porque esto es riesgoso”, explica Gustavo.
De la nostalgia al sueño
“Ese partido con Newell's por Copa Argentina fue el mejor de mi vida por la trascendencia, capaz en otros incluso me lucí más pero por la calidad del rival, por los elogios de todos, fue algo impresionante. Muchos aún me hablan de la que le saqué al ángulo al portugués Leal, que le pegó tres dedos y de todas las que tapé me quedo con esa”, recuerda un momento único, inolvidable para él.
Leer también: La vuelta del Deporte a los clubes en Rosario
Labor que casi lo catapulta a otras categorías más importantes pero el ansiado traspaso no llegó. “Pensé que podía darse algo lindo a partir de ahí en mi carrera, de Nacional B o de Federal A, estaba muy ilusionado. Hubo muchos llamados, sondeos, pero nunca se dio”, asegura Fievet con un dejo de tristeza pero sin resignarse.
Otro golpe fue la manera en que se alejó del León. “Me dijeron que me quede en 2019 y casi no jugué. Dolió irme así. Apareció San Sebastián, en un partido contra Oro me salieron todas, me pelotearon y ahí me vio el Chala Parra y me llevó a Oro. Agradecido a esa gente, se portaron excelente. Ojalá me llamen para seguir ahí”, destaca. Y, por último, admite. “Uno de mis sueños sería jugar en Cipo, mis abuelos Silvia y José vivieron allá y ella es re futbolera. De ahí me tira el albinegro”.