El retorno del peronismo, que asume el poder con Omar Perotti de Gobernador en el mes de diciembre, trae algunas sorpresas que, en el fondo, han sido problemas.
Un Presupuesto elaborado por el Frente Opositor no es lo normal. Mas anormal que no se consultase a quien debía ejecutar ése presupuesto (el del año que transcurre, el 2020).
Un presupuesto donde se definía, imperativamente, el pago de Obras Públicas comprometidas por el gobierno saliente en plazos llamativamente cortos.
Una relación Caja/Recaudación/Previsiones que no dejaba posibilidades. Arcas exhaustas y compromisos apremiantes.
Una injusticia con el territorio (ciudades y comunas) con deudas de dos, tres y cuatro años de antigüedad en dineros que no se entregaron, que perdieron su valor nominal y que, esto es lo definitivo, tenían correspondencia con las jefaturas políticas. Un peronismo castigado es el primer resultante del cambio, del retorno del peronismo a la provincia de Santa Fe.
Las nóminas engrosadas de personal en planta permanente, las recategorizaciones, las relaciones con los gremios estatales tampoco dejan dudas. El peronismo debía enfrentar, como lo hizo, una situación con muchos elementos negativos, no casuales sino premeditados.
No fueron sorpresas, fueron problemas. Nada hay casual en estas cuestiones.
Si un gobierno debe definirse por Educación, Seguridad y Salud puede afirmarse que, en Educación, la falta de conectividad y actualización dejó al sistema en grave estado; que en Seguridad aún se pagan consecuencias de un descontrol notorio que fue, por otra parte, una de las causales de su derrota electoral y en Salud la situación era de estas características:
- a) Una ciudad (Rosario) que debía sustentarse con dineros de la provincia en un 50% pero con manejo municipal. El 45% de sus empleados municipales son del área salud.
- b) Una provincia que debía subsidiar ese presupuesto. Un sistema hospitalario provincial que tenía edificios sin resolver en estructuras, con menos camas reales y menores prestaciones efectivas pero más alto costo. Un diferencial de economía y de atenciones verdaderamente injusto.
La provincia de Santa Fe, mi país, necesitaba un trabajo de reconstrucción provincial profundo. Baste decir que sólo el 18% de su territorio poseía conectividad real. Esa fue la decisión.
A poco que se empezase a resolver, después de inventariar todos los problemas, la Pandemia del COVID-19 impidió dos cosas. Que siguiese el trabajo de destrucción de un gobierno peronista por parte de la oposición. También que quedasen ocultas las ineficiencias.
Reconstruir. Construir. Emancipar el territorio. Poner Santa Fe en el Siglo XXI es la tarea. No será fácil. La oposición sólo pretende el fracaso sin importar el costo social que significa el atraso. La tarea es día por día. Ese es el mandato.
“El santafesino”