Una de las formas que tiene el peronismo en la Provincia de Santa Fe de saber cómo se desarrolla su gestión es leer los titulares de los “cuestionadores” de la tarea.
Cualquiera sabe, no es fácil después de 12 años de ejercicio del socialismo pleno, encontrarse con las cosas organizadas a favor de la simpleza.
Algunas de las cuestiones que objetaban, instalando a Perotti dentro de “el pecado” de los ’90, como la privatización del Banco de Santa Fe, ni los mas celosos defensores pudieron sostenerlo hasta el final por una razón mas que elemental. Las sucesivas prórrogas, y la mejora de las condiciones de la concesión a favor del grupo que posee el Nuevo Banco de Santa Fe, las firmaron gobernadores y ministros que pagaban los sueldos y acomodaban descubiertos en gestiones con estos bancos. Ni una sóla denuncia. El mas silencioso perdón acompaña a los opositores, incursos todos en el “cafecito” con alguno de los dueños, la mayoría de las veces en Buenos Aires. Mudas las usinas. Ahora sólo silencio.
Después se dedicaron a “fogonear” una pelea con los senadores provinciales. Era la situación ideal. Lifschitz controla férreamente a los radicales sumisos, pacta con los radicales sueltos y la Cámara de Diputados es territorio hostil a la Gobernación. Era una cuestión de manual, los peronistas y radicales con verdadero poder territorial, los senadores provinciales, no debían, no podían, no convenía que conversasen con Perotti la gobernabilidad de una provincia que los socialistas perdieron sin duda alguna. Perotti, con sus tiempos acotados por la Pandemia, conversó con Senadores, conversó con Diputados propios y la frase que mas les duele fue dicha: “ …a todos nos conviene que te vaya bien…”. Obvio, silencio mediático de las usinas opositoras sobre el Poder Legislativo.
Al socialismo siempre se le complicó la relación con los gremios. No hay muchos gremios socialistas. Hay, eso si que hay, fogones y usinas de grupos mediáticos, interesados en que los gremios se opongan a un Gobierno Peronista Amplio. La economía ayuda a la queja. La que venía en caída libre y la caída que aceleró la Pandemia. El diálogo y el conocimiento de los números efectivos en cada caja quitó oscuridad. El gobierno es austero, “Perotti es un gringo pijotero” termina siendo, para un país diferente, una señal de confianza antes que una señal de alarma.
No pueden con Salud, menos con Educación. Toda vez que el tema seguridad aparece no los tiene como fiscales públicos. Se enojan por la forma de ser de un funcionario, pero deben atender juicios de corrupción y un hecho histórico. “Los monos” es una creación delictual de una sociedad enferma. El tiempo en que se gestó no gobernó el peronismo, ni un solo día. El silencio de la Usina es demasiado notorio.
La frase de los peronistas, en sus reuniones internas es jocosa. Si ahora, que sólo acomodamos las cuentas, que no terminamos de revisar el desastre, que la Pandemia nos tiene frenados empiezan a callarse cuando salgamos al territorio, a lo que mejor sabemos hacer, conversar mano a mano con los problemas, aumentará la venta de pañuelos. La Usina haría bien en conseguir stock de pañuelitos de papel. El silencio es salud.
El Santafesino