No es la música que mas le gusta, según sus amistades artísticas, sus profesores y las canciones que compone como homenajes (Lito Nebbia, que según cuentan le enseñaba guitarra, es hijo de tangueros, compone sus textos como si fuesen tangos y por eso se pueden tanguear sus canciones y, a la vez, Lito, es uno de los padres del rock y de los textos en castellano) pero Alberto Ángel Fernández, el porteño, es un NYC y la esencia de los puertos y Buenos Aires es eso, es la mezcla portuaria, allí se ubica al presidente y por estos pagos la mezcla portuaria pintó tango. Fernández es esencia de portuario, se negará pero no creo que dentro no tenga un dos por cuatro. Pongamos la frase como corresponde: debería tener. Suele enojarse con tanta gente de un modo desusado que conviene puntualizar. Debería.
No es nueva la frase, pese a que el olvido es parte de nuestra argentinidad y por eso las mismas piedras y las repeticiones cíclicas, no es nueva la frase pero igual, la repito para eso, para insistir: "el tango es un pensamiento triste que hasta se puede bailar". Alberto Ángel, el porteño, tiene algo de esa definición en sus palabras, en el cierre de sus discursos, de sus públicas reflexiones. No es un alegre dicharachero, es un reflexivo nostálgico, un poco dos por cuatro según advierto.
Tampoco es nuevo que hay un período de prueba, de garantía al ciento para todo gobernante. Cheque en blanco. Acaso 90 días, ya que veníamos de dos gobiernos fallidos en economía, fallidos y con denuncias de corrupción, ejem, que el porteño Alberto Ángel acompañó como testigo denunciante en los medios. Hasta en algún libro.
"Necesito un golpe de suerte... - decía Moris --... porque el tiempo no me va a esperar...". Alberto Ángel Fernández tuvo un golpe de diferencia sustancial sobre el 20 de marzo... decretó la cuarentena sobre la Pandemia que el coronavirus trajo al puerto de Buenos Aires y el cheque en blanco se extendió. Pongamos otra fecha. Un semestre. Fin de junio. No hay mas cheque en blanco. Chau. Fernández debe responder por sus actos.
Ubiquemos frases de la Cuarentena: "Dejen de sembrar angustia; angustiante es que el Estado no te cuide". "Tras la pandemia, tenemos que empezar a construir un país distinto". "La cuarentena va a durar lo que tenga que durar para que los argentinos estén sanos y no se mueran, lo demás son debates estériles".
La acumulación es sencilla. El que no quiera que no lo haga, como decía otro peronista, Mignogna: quien quiera oir que oiga. Alberto Ángel Fernández, el porteño, es nuestro general en la Pandemia. Se aferró a la dupla Pandemia / Cuarentena y no está mal. Es la coyuntura que le tocó. No eligió Pandemia si o no. No podía.
Cualquier contrafactismo (si mi abuela no se hubiera muerto) es risible, ridículamente risible. ..."já, si hubiese estado Mauricio..." " já, si hubiese estado Cristina..." porque lo cierto es que ninguno de los dos es el Comandante en Jefe del Estado versus el COVID-19. El Mauri y la Cris son dos ausencias pandémicas.
El Jefe es Fernández. Suyos todos los aciertos, suyos todos los errores. No es médico, es abogado. Eligió un Gabinete de asesores. Ni bien ni mal. Es un método para tratar temas que no conoce. Ojalá repita el método en otros temas porque dejemos un punto en claro: Alberto Ángel Fernández, el porteño, no nació sabiendo de todos los temas ni le sobra almanaque para resolver sus ignorancias. Ojalá aplique el pensamiento helénico y al saber que no sabe nada algo entienda y consulte. Sobre la Pandemia se han reproducido pensamientos suyos. Repito una sustancia: "Tras la pandemia, tenemos que empezar a construir un país distinto". Nunca antes, nunca durante. Eso dice. No le pidan otra cosa. Repica las campanas, no está en la procesión.
Para el después (que importa del después... dice otro poema del tango) para el después hay información. Empecemos por creer en sus promesas. Es cierto que "las horas que pasan ya no vuelven mas" pero sobre mediados de diciembre de 2019 dijo lo suyo. Leamos.
"Desde la humildad de esa escucha, y desde la esperanza que millones de compatriotas han expresado en las urnas el pasado 27 de octubre, vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina en pos de la construcción de un Nuevo Contrato de Ciudadanía Social"
Ignoro hasta que punto el "contractualismo", el "neo contractualismo" estaba en sus discursos de campaña, pero en el juramento y discurso ante las Cámaras si. Por eso conviene leerlo otra vez. Nuevo Contrato de Ciudadanía Social.
Creció en profundidad, si se permite el mini oxímoron. Leamos mas: "Es hora de abandonar el aturdimiento. Ser conscientes de que las profundas heridas que hoy padecemos necesitan, para comenzar a curarse, de tiempo, sosiego, y, sobre todo, de humanidad. Quiero convocar a esta Argentina Unida a desplegar una nueva mirada de humanidad, que reconstruya los vínculos esenciales entre cada uno de nosotros". Escucho por detrás..." cada cosa es un recuerdo, locuras juveniles, la falta de consejos..." si callo puedo oir mas..." hablemos simplemente de aquel amor ausente tras un retazo del olvido..."
No es un improvisado Alberto Ángel Fernández, el porteño. Activo actor político, la política, conviene expresarlo, tiene actores de primer grado, que son los gestores de la cosa pública, de segundo grado, que somos los cronistas de la cosa pública y de tercer grado, los que reciben, padecen, se benefician de la res publica. Todos votamos. El presidente es un actor de primer grado desde la Década del '90. Nada le es ajeno. Anduvo siempre en amores, que le van a hablar de amor... para decirlo con poesía tanguera.
Cuando se confiesa restituye conceptos. "Por eso mismo, tengo la necesidad de compartir con Ustedes la convicción que siento en este momento, acerca de los grandes muros que tenemos que superar para poner a la Argentina de pie. Tenemos que superar el muro del rencor y del odio entre argentinos. Tenemos que superar el muro del hambre que deja a millones de hombres y mujeres afuera de la mesa que nos es común. Y, finalmente, tenemos que superar el muro del despilfarro de nuestras energías productivas". Digámoslo como lo sentimos. Es un personaje que busca lleno de esperanza el camino que los sueños prometieron a sus ansias, sabe que la lucha es cruel y es mucha... y lo mas valioso en el Presidente es eso: la fe que lo empecina.
Donde lo suyo se vuelve complicado, como mucha poesía tanguera, es cuando contesta todo..." pero un día dije planto y ése día me planté". El no debería plantarse siempre. Hay cosas que no debería resolver por si. Los que se enojan con Baby Echecopar en su nombre deberían leer y repetir:"eran un boncha boleao, un chacarero, que se tomó aquel 9 en el Retiro, nunca vieron esparos ni lanceros un gil a la acuarela mas a tiro..." si es eso El Baby en la política nacional...para que subirle el precio. Qué destino tiene contestarle formalmente a Hebe mas allá de reconocer que la vida es una herida absurda.
Hay casos difíciles de entender con Alberto Ángel Fernández, el porteño. Víctor Hugo Morales, el relator de fútbol crecido hasta actor político de segundo grado, no es ministro plenipotenciario de la provincia Cisplatina, ni relator del Mercosur u otros organismos internacionales y debatir con él lo pone en el mismo plano que el Presidente y con absoluta franqueza: ¿alguien lo votó a Victor Hugo? Que el Presidente responda en Legislaturas si. Con Morales en qué condición. Cuando anunciaron que le contestaba pensé en un poema especial: Fernández iba como con bronca y junando, de rabo de ojo a un costado... y es nuestro presidente y lo siento mas seguro en cualquier calle Barracas al sur, una noche de verano, cuando se sabe que el cielo es mas azul.
Con estas cuestiones Alberto Ángel perecería que se mete en turbios fondeaderos, donde van a recalar barcos carboneros que jamás han de zarpar, porque Víctor Hugo es eso.
En donde el asunto es definitivamente tango - tango es en la discusión por mensajito con esta muchacha la Canosa. Viviana, no Alejandra. Oigo en las paredes frases muy lindas... y milongueras: la vi pasar y me enredé, que monumento el churro aquel, que calidad... no es tan sólo esa milonga, hay otra poesía que aparece en la nocturnidad de los mensajitos intercambiados: así con tu impiedad me vi morir de pié, medí tu vanidad mi soledad sin para que, llovía y te ofrecí el último café. Y debería aparecer otra: vení charlemos, hermano loco, la humanidad se vino encima...
Si debo elegir, con la irreverencia que sale del interior, que no es Buenos Aires, porque la Reina del Plata lo llevará tangamente a lo peor, cuando estén secas las pilas de todos los timbres que apriete y no sepa que trole hay que tomar para seguir, si debo elegir le sugeriría, musical y argentinamente hablando, a nuestro presidente que recurra al único argentino que sobrevivió al Cañaveral y a Sinatra y empiece (si quiere con la versión remixada) la canción que todas las tribunas cantan: Yo tengo Fe. Dejaría mi corazón contento y lleno de alegría. El mío no sería el único. Si, ya se, no es un tango. Que no sería un mal cambio en el repertorio, habida cuenta como le va.
Raúl "Bigote" Acosta