* Por Raúl "Bigote" Acosta
Cuando en Casablanca re-definen relaciones y la conclusión es "Siempre nos queda París" estábamos en mitad de una de las más famosas películas de la historia del cine.
Cuando el hijo de Franco Macri, el inmigrante que supo hacer las cosas mal en referencia a la ley, pero volverse poderosamente millonario, paso de Boca a la Casa Rosada arruinó varias cosas.
La primera el bipartidismo. También a los radicales. Qué radical de bien banca una historia como la de Macri, tan diferente de Umbero Illía o Raúl Ricardo Alfonsín (De la Rúa es un papelón que debe inscribirse en el mejor antecedente de Mauricio)
También arruina al peronismo, nos quita la diversión de pelear contra una derecha irredenta a la que El Mauri manda a la piecita de huéspedes.
Poco importa si paga o no paga él los “Euros” de su cuarentena parisina. 1600 euros, es muuucha guita, alguna billetera sangrará.
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Importa esto:"...Alberto, se que no me das bola, pero dame un lugar para que ayude a dos cosas, la pandemia y su combate y la recuperación económica después del desastre" Debía decirlo.
No lo hizo. Que Dios y Riquelme se lo demanden.
Me gustaría que alguien (yo no soy bostero, soy sabalero) le haga llegar la imagen de Román Riquelme haciéndole el Topo Gigio.
El Mauri no da para mas o si... acaso veedor de la Conmebol. Pero tal vez ni eso.
Lo necesitaría a Carlitos Tévez de traductor. Eso es "very dificul".
Le quedaba París. Lo usó. Adieu Maurice, Adieu. Bon apetit.