“Estoy con una mezcla de sentimientos tremendas, por un lado, el dolor de la pérdida de un ser amado y por otro, la impotencia de un Estado que está ausente cuando más lo necesitamos y donde el sistema decide por nosotros”, sintetizó Andrea Santianes, hija de un reconocido verdulero de la ciudad de San Lorenzo, quien falleció días atrás luego de permanecer en coma inducido al confirmarse la portación de COVID-19.
Alfonso “Pocho” Santianes fue internado el pasado domingo 9 de agosto en el Hospital Rosendo García de Rosario por un supuesto cuadro de neumonía. Sin embargo, su derivación no fue tan sencilla, ya que en principio, fue atendido solo de forma asistida en su domicilio durante dos meses, dado que “ninguna clínica quería atenderlo por presentar fiebre”, afirmó Andrea.
Finalmente, cuando lograron la derivación tras la complicación de su cuadro, comenzó el calvario. “Se le negaron cosas esenciales para el ser humano como es el agua. A mi papá lo aislaron y no pudo decidir más nada. Quedó a expensas de lo que decidían los médicos”, manifestó a Mañana OH! que conduce Marcelo Garrido.
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La mujer reveló que su padre estuvo dos días sin tomar líquido, por lo que el hombre debió realizar un pedido desesperado a su familia vía whatsapp. Sin embargo, cuando Andrea intentó acercarse hasta el hospital con una botella, “los guardias de seguridad me dijeron que no podíamos pasar nada del mundo exterior. Una mucama me vio llorando en la puerta del hospital, y arriesgando su puesto de trabajo, me dijo que se iba a poner el traje y le iba a llevar el agua”, relató.
Andrea contó, además, que los enfermeros dejaban la comida en puerta de la habitación, a sabiendas que no podía caminar por falta de oxigenación en sangre: “Lo trataron como un animal”, sollozó. “Su San Lorenzo querido está de luto. No tuvimos derecho a estar con él en sus últimos momentos. Fue el sistema el que mató a mi viejo”, sentenció.
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