Fue a probar suerte a un equipo de la tercera división de ese país, pero ahora el fútbol se encuentra paralizado y la población está resguardada en sus hogares desde hace una semana. “En el club nos pidieron que nos movamos por nuestra cuenta y recién volveríamos a entrenar a mediados de abril”.
Según El Litoral, Facundo Poch desde hace algunos meses se encuentra radicado en la ciudad de Cernavoda, en el sudeste de Rumania, lugar al que se fue a probar suerte en un equipo de fútbol de la tercera división de ese país. Desde su arribo comenzó a realizar la pretemporada junto al resto del plantel, participó de algunos partidos amistosos e integró el banco de suplentes en el primer encuentro tras la reanudación del certamen regular.
Sin embargo, la pandemia que tiene en vilo a buena parte del globo trastocó la normalidad de esa pequeña localidad que se encuentra a 160 kilómetros de la capital, Bucarest. Allí, como en casi toda Europa, el fútbol se encuentra totalmente paralizado. Fue una decisión que se tomó de manera preventiva y a la que luego se sumaron una serie de medidas que pusieron a la ciudad en estado de cuarentena. Al igual que en Santa Fe y en toda argentina desde este viernes, en Cernavoda la gente debe quedarse a resguardo en su casa y salir solamente para cuestiones básicas, como ir a comprar alimentos, medicamentos y otros elementos de necesidad.
“Hace más de una semana, suspendieron todo tipo de actividad en el club”, le contó a El Litoral el arquero que fue campeón de la Liga Santafesina de Fútbol con El Quillá en 2018. La decisión fue comunicada a todos los planteles de las distintas disciplinas que se practican en la institución el pasado 13 de marzo y “en principio dijeron que sería hasta el 25 de marzo, como fecha estimativa”, agregó. No obstante, “al darse cuenta que la situación era más complicada porque los casos empezaron a aumentar, suspendieron todo por tiempo indeterminado”.
Hasta el momento no hay precisiones en cuanto al regreso a la actividad normal. Tal como ocurre en esta parte del mundo, todas son estimaciones y pensando en el escenario más benigno. “El rumor dice que volveríamos a entrenar recién a mediados de abril y que el torneo se reanudaría el 16 de mayo. Pero todavía no hay nada cierto”, dijo Poch desde el Viejo Continente.
“Acá la cuarentena empezó el lunes. Desde ese día recomendaron a la gente que se quede en su casa, que salga lo menos posible y que se tomen todas las medidas de higiene y precaución posibles”, comentó.
“Entonces salimos para ir al super o algún negocio cercano y no más que eso; no se ve a mucha gente en la calle. Yo salí hace un par de días y se ve que la gente cuando sale se lleva todo lo que puede, pero después los negocios reponen, no falta mercadería”, relató el futbolista.
Consultado acerca de la situación actual en aquel país del centro-este de Europa, el santafesino afirmó que el en la última semana los casos confirmados de personas infectadas con el coronavirus habían aumentado de 80 a más de 300. “Por eso se pusieron más estrictos en cuanto a las salidas y demás”.
En cuanto a lo estrictamente deportivo, indicó que “en el club nos pidieron que nos movamos por nuestra cuenta, cada uno en su casa, pero no nos dieron ninguna rutina. Así que yo hago algunas cosas para mantenerme en movimiento, porque con suerte recién volveríamos a entrenar a mediados de abril”.
Lógicamente pasar una situación como esta solo y lejos de sus afectos no debe ser nada sencillo. Por eso, al ser licenciado por su club, se trasladó casi 400 kilómetros hasta Iasi —en el noreste rumano— donde se encuentra su amigo, el ex Unión Manuel De Iriondo.
“Yo vivo en un complejo que tiene el club en el cual también viven otros cuatro jugadores. Pero cuando nos dijeron que no íbamos a entrenar por un tiempo me vine para lo de Manu y creo que me voy a quedar acá hasta que se solucione todo”, indicó.
Finalmente, relató desde su óptica cómo vive la población en general esta situación tan delicada: “Creo que acá se fue dando como en todos lados, al principio no se le dio demasiada importancia, después se fue conociendo que iban aumentando los casos y después sí ya se pusieron más serios. Lo primero fue cortar las actividades con aglomeración de gente y después decidieron la cuarentena”.
“En Rumania, particularmente, no se ve que haya mucha psicosis ni tampoco la situación es como en Italia, España o Francia que son los lugares más complicados. Acá está todo más tranquilo, al menos por lo que pude ver yo. Lo que sí se respeta mucho la cuarentena, no se hace nada que no se pueda y todos en general evitamos salir cuando no es necesario”, concluyó.