En Cuba, un 3 de diciembre de 1833, nacía Carlos Juan Finlay y Barré, hijo de un médico escocés que quiso probar fortuna en América. Luego de graduarse en los Estados Unidos, se dedicó a la práctica de la epidemiología.
Su poder para observar e investigar lo llevaron a plantear la teoría de la transmisión de la fiebre amarilla a través del mosquito Aedes aegypti. Pero su pensamiento e investigación no fueron tomados en cuenta y hasta sufrieron la burla y el olvido de colegas y sociedades científicas.
Era tan grave la epidemia de fiebre amarilla, que en la guerra entre EE.UU. y España (por Cuba, en 1898), preocupó más la muerte por esa afección que las propias bajas del enfrentamiento. En ese momento, el enarbolar la bandera amarilla era el aviso tenebroso de cuarentena por la enfermedad del “vómito negro”.
Luego de la guerra y abrumados por la cantidad de muertos debido a esa afección, se aplicaron en Cuba los consejos del doctor Finlay. Gracias a eso, se terminaron 250 años de historia de padecimientos por la infección.
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Héroes silenciosos
Hoy, a más de 105 años de su muerte, el marco de pandemia lleva a rememorar la contribución de Carlos Finlay y Barré. Las penurias que sufrió nos permiten parangonar lo vivido por él con la actual situación de los médicos en Argentina, que a través del esfuerzo constante, silencioso y hasta sacrificado validan la comparación.
El doctor Jorge Tartaglione, en su libro Héroes Argentinos –Doce médicos que hicieron historia-, rinde homenaje a algunos de los que han hecho de la profesión médica un hecho de amor, de abnegación y profundo sentimiento social. Adjetivos todos ellos que hoy vemos en esos profesionales que ejercen su actividad en condiciones no deseables para quienes, en pos del ejercicio profesional, lo dan todo, exponiendo su propia vida.
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Nombres como Bernardo Houssay, Pedro Cossio, René Favaloro, Ramón Carrillo, Esteban Maradona, Salvador Mazza, Luis Agote y muchos etcéteras más siguen siendo hoy nuestra inspiración y norte. Estos héroes, como menciona Tartaglione, dieron además de su conocimiento científico, su enfoque humano y contribución social. Muchas veces lo hicieron a través de críticas y siempre demostrando que conservar “La Salud” es una tarea de todos, donde el médico es solo un eslabón más en la cadena de responsabilidades.
Fuente: Adobe Stock - TN Salud