Un reciente estudio afirma que los perros callejeros podrían haber sido los huéspedes intermedios que contagiaron a un humano y desataron la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
Se trata de una investigación realizada por la Universidad de Ottawa (Canadá) que sugiere que los canes que se alimentaron de murciélagos pudieron haber sido los transmisores. Los resultados de este estudio, para el cual se han revisado más de 1000 genomas de virus, publicado este martes por la Universidad de Oxford, en su revista Molecular Biology and Evolution.
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El disparador de esta investigación fue otro estudio realizado en China, publicado en febrero. El mismo señalaba que este virus, originado en murciélagos, había sido transmitido a los pangolines y después, posiblemente por la venta de estos animales en los mercados de vida silvestre de Wuhan, saltó a los humanos. Posteriormente, otras investigaciones que avalaron esta teoría considerando que la manifestación del coronavirus en estos mamíferos estaba estrechamente relacionado con el Covid-19, pero el grado de similitud no era suficiente para afirmar que este animal fue el transmisor.
Frente a esto, un profesor de Biología de la Universidad de Otawa, llamado Xuhua Xia consideró que los virus aislados en estos animales son "demasiado divergentes del SARS-CoV-2" y encontraron una nueva hipótesis. Un coronavirus de murciélago infectó el intestino de los perros, lo que probablemente provocó una rápida evolución del virus para permanecer oculto al sistema inmune. De esta manera, habría saltado a los humanos.
La idea se basa en las señales similares de "batalla" encontradas en el nuevo coronavirus, en uno de murciélago estrechamente relacionado (BatCoV RaTG13) y en el de los perros, que afecta a su sistema digestivo (CCoV).
Según detallaron los expertos en su informe, los humanos y el resto de mamíferos tienen una proteína centinela antiviral clave, llamada ZAP, encargada de defender los pulmones, que puede detener un virus en su camino al evitar su multiplicación y degradar su genoma.
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La señal que le indica al centinela que hay un virus en el organismo, se representa con las letras químicas, llamadas dinucleótidos CpG, dentro de su genoma de ARN. Sin embargo, los coronavirus como el SARS-CoV pueden evitar la ZAP, al reducir estas señales de CpG, lo que hace que este mecanismo de defensa sea impotente. Es la misma técnica de engaño que emplea el VIH para saltarse las defensas antivirales humanas.
Fuente: Con Bienestar