Las víctimas descuartizadas y desechas en distintos lugares de la zona sur rosarina fueron identificadas a partir de pericias dactiloscópicas. Las partes corresponden a dos hombres de 29 y 44 años.
Según informó el Ministerio Público de la Acusación (MPA), este martes por la noche, mediante pericias de dactiloscopia, se identificaron los restos hallados al mediodía como Jorge David Giménez, de 29 años; y Víctor Martín Baralis, de 44.
La investigación de los hallazgos quedó a cargo del fiscal de Homicidios Dolosos Patricio Saldutti. En diálogo con la prensa, el representante del Ministerio Público de la Acusación dijo en Lituania al 5600 que el informe de los médicos forenses, “a primera vista y por el rigor cadavérico que presentaban los restos, datan la hora de las muertes entre 10 y 12 horas antes” de que aparecieran.
Saldutti comentó que “en el contenedor de calle Lituania al 5600 se encontró una bolsa de plástico negra y adentro otras tres bolsas, envueltas en papel film. En una había una cabeza, en otra bolsa la otra cabeza y en la tercera bolsa dos brazos”.
“Son un brazo derecho y un brazo izquierdo, y en uno de ellos se aprecia un tatuaje bastante grande”. Sorprendido, el funcionario dijo que “llama la atención a los forenses que los cortes fueron hechos de manera prolija y ambos rostros pueden ser bien identificados”, agregó.
Hallazgo
Se dio en Castro Barros y Anchorena, el volquete en el cual un joven ciruja encontró más restos no tenía tapa, al igual que los otros contenedores. Allí, envuelto en papel film y bolsas negras se hallaron dos piernas y un brazo. Finalmente, en Anchorena y Piraní, a solo tres cuadras de la ex seccional 11ª y donde actualmente hay una sede de la Policía de Acción Táctica, se encontró una pierna izquierda, una derecha y otro brazo.
Saldutti manifestó que “cada uno de los contenedores va a quedar en su lugar, con custodia policial, y se van a hacer más pericias para poder detectar huellas. Lo macabro es que todos los cortes son muy prolijos, precisos, y los envoltorios que evitaban que desprendieran restos y sangre fueron muy bien embalados. El dato de que a los contenedores les faltaran las tapas puede haber facilitado la tarea de las personas que los arrojaron”.