La temporada teatral no es comparable con ninguna de las anteriores que haya tenido el espectáculo. Impresionará saber que, luego de haber crecido en espectadores en el último verano en más de un 17 por ciento contra el anterior, la merma ahora es de un 94 por ciento contra el mismo período de 2020.
La ecuación económica negativa del teatro en esta temporada resultaba visible de antemano y por eso ya se sabía perdida antes de debutar, reflejado en la práctica en una cartelera acotada.
Desde las sierras, el actor Chichilo Viale auguró hace tiempo una temporada difícil, con poca gente en las gradas, la cual terminó siendo corroborada. “Si restamos la cantidad limitada de público por protocolo y de aquellas personas que no quieren ir por miedo, nos da un número poco apetecible, que apenas puede salvar los gastos”, dijo el artista en Hay otra Mañana.
A pesar que, para muchos, el fracaso del teatro era una crónica anunciada, otros decidieron arriesgarse de todos modos y pagar las consecuencias. Mientras que en la Costa argentina, la situación es poco menos que dramática, Chichilo reconoció que "en Córdoba tampoco se salva nadie".
De hecho, el toque de queda sanitario para contener el avance de contagios de coronavirus puso a varios sectores en estado de alarma. El sector gastronómico ya expresó su preocupación y manifestó que los daños serán irrecuperables, en tanto, la actividad teatral, un sector duramente golpeado por el coronavirus, también está en la línea de fuego.
El arte está al límite de la resistencia. Pese a su reconversión, los daños económicos han sido demoledores, a ello deberá sumarse su ocaso en la cultura, dentro de un país donde la risa amenaza con desaparecer.
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