La doble cara del Napoli lleva consigo alegrías y tristezas y una derrota que, dados los últimos cuarenta y cinco minutos del partido, es aún más amarga. Se esperaba una actuación completamente diferente de los azzurri, pero desde hace un par de semanas el equipo de Gattuso sigue decepcionando las expectativas. Una vez más, casi como si fuese algo ya visto el Napoli comenzó el desafío con el pie izquierdo, luciendo flácido durante la primera parte del juego.
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Esta actitud un tanto irritante permitió a la Atalanta, en cambio, jugar su juego y tomar ventaja, anotando dos goles en la primera media hora con Zapata y Pessina.
El 4-3-3 propuesto por Gattuso, con Osimhen partiendo al lado de Lozano e Insigne y en el centro del campo la vuelta del primer minuto de Bakayoko con Zielinski y Elmas, no pudo resistir las rachas del equipo de Gasperini que lo encontró fácil sobre todo en la parte trasera, con el dúo Maksimovic-Rrahmani continuando cometiendo un error tras otro.
Hay que quejar al Napoli una serie de acciones tácitas y un aluvión de oportunidades otorgadas a los anfitriones, capaces de aplastar sin problemas al conjunto azul, una vez más apareció más desunido que nunca. Para tratar de sacudir a su equipo, Gattuso revolucionó la forma en la segunda mitad, pasando al 4-2-3-1 con la inclusión de Politano en lugar de Elmas.
El Napoli consiguió así, al menos, demostrar que también estaba en el terreno de juego, jugando los primeros diez minutos de la segunda parte con mucha intensidad e incluso consiguiendo acortar distancias con Lozano. Tras el gol, sin embargo, Napoli volvió a desunir, con Atalanta mostrando inmediatamente una reacción, obligando a Ospina a la prórroga.
El portero celeste fue el único que mantuvo vivo a un equipo completamente a merced de sus problemas y dificultades durante el resto del partido, mientras que Gattuso, indefenso en la banca, intentaba a todo pulmón animar a su equipo hasta el final.
A los sesenta y cinco, el ex del Milan intentó cambiar las cartas de la mesa insertando a Lobotka y Demme en lugar de Zielinski y Bakayoko, dos jugadores que no llegaron durante toda la primera parte del partido. Esta también debería haber sido la noche de Osimhen, pero el jugador, como ya había demostrado en los clips de juegos jugados anteriormente, parecía nervioso y fuera de la nada. En la segunda parte se le presentó una gran oportunidad pero en ese caso Gollini logró realizar un verdadero milagro, salvando al Atalanta.
Asustado por el regreso autoritario del Napoli, el equipo de Gasperini volvió a marcar el ritmo del partido y a cerrar definitivamente el encuentro con otro gol de Pessina. Gattuso para intentar salvar al salvable decidió apoyarse en los centímetros de Petagna, insertado en el lugar de Osimhen, que ciertamente no tomó bien la sustitución. Lo único que quizas intentaron cambiar este partido hasta el final fueron Insigne y Lozano, pero sin el apoyo de todo el equipo no se pueden recuperar partidos de este tipo.
El triple silbato de La Penna sentenció así la enésima derrota de un Nápoles discontinuo, fluctuante y doble querido que sube con la cabeza gacha desde el Gewiss Stadium. Ahora es una crisis profunda.
Fuente: https://www.goldelnapoli.it/atalanta-napoli-lanalisi-di-una-disfatta/