Con un potencial inexplotado, la ciudad de Vera es una de las cinco ciudades más pobres de la provincia. La desarticulación del ferrocarril, décadas atrás, sumió a la localidad en el subdesarrollo y en un estancamiento de su pujanza.
La nueva gestión de gobierno asumió el desafío de cambiar el paradigma luego de un 2020 donde la pandemia obligó a modificar la agenda de prioridades. El principal reto radicará en lograr su propia estación transformadora de energía para incentivar la producción.
Paula Mitre, intendenta de Vera, reconoció que, hasta el momento, la ciudad no supo encontrar su “gen emprendedor”, por lo que instó a su población a luchar por lo que se merece y “animarse a más”.
En diálogo con Sin Mordaza TV, Mitre sostuvo que la localidad del norte provincial cuenta con una gran masa de empleados públicos, pero pocas condiciones para generar empleo genuino en el ámbito privado. De hecho, Vera cuenta con una sola industria de importancia, un frigorífico que da trabajo a 120 familias.
“Necesitamos tener energía, conectividad, obtener los recursos para desarrollar áreas productivas y darles la oportunidad a personas para iniciarse en el emprendedorismo”, argumentó la mandataria.
La fuerza productiva que Vera intenta potenciar, se complementa con una geografía envidiable, al enclavarse sobre los bajos submeridionales santafesinos, que permitiría una explotación ganadera sinigual.
“Los bajos submeriodionales son de un potencial enorme para la producción de carne, tenemos una Vaca Muerta en el corazón de Vera, pero para ello, necesitamos más camino, más desarrollo y más recursos. Nuestro desafío es avanzar en una agenda acorde a la necesidad de nuestros ciudadanos”, concluyó.