Nacido en el partido bonaerense de San Martín en 1948, Pedro Opeka, fue propuesto en distintas oportunidades por Eslovenia, el Principado de Mónaco y Francia como candidato al Premio Nobel de la Paz.
Por su obra es conocido popularmente como "la Madre Teresa con pantalones" y "el Albañil de Dios". El cura argentino, quien ya había sido candidateado en 2012, competirá con la activista sueca Greta Thunberg, el opositor ruso Alexander Navalny y el movimiento Black Lives Matter.
En 1990, el padre Opeka fundó Akamasoa, que en idioma malgache significa “los buenos amigos”. Es la ciudad de los pobres, la ciudad de los que están cansados de esperar, según su creador.
El santafesino Gastón Vigo Gasparotti tuvo la oportunidad de conocer al padre Opeka en julio de 2018 en Madagascar, donde encontró un panorama crudo y escalofriante. Sin embargo, en Akamasoa, encontró un bálsamo dentro del difícil panorama dantesco.
“Allí lo que impera es la pulcritud, el trabajo y la educación”, describió Gasparotti, quien afirmó que Opeka comenzó su labor humanitaria “desde muy abajo, lo que le permitió generar una amistad inquebrantable con toda la comunidad”, reconoció Gasparotti en diálogo con Todo al Mediodía.
“Pedro se ha entregado en cuerpo y alma al trabajo de caridad en el quinto país más pobre del mundo, donde logró demostrar que, la pobreza no es una fatalidad y que se puede vencer, pero siempre de manera integral, con programas eficaces y mucha paciencia”, agregó.
Akamasoa en Argentina
La organización que lidera Gasparotti, “Akamasoa en Argentina”, busca replicar la experiencia del padre Opeka, bajo la intención de erradicar la extrema pobreza a través de la nutrición, la estimulación, la educación, el trabajo y la disciplina, mediante la construcción de oasis de esperanza, abordando todas las etapas de la vida de cada ser humano que la padece.
“En Akamasoa Argentina todo adulto está escolarizado y practican oficios que buscan ser productivos; cada niño está dentro del jardín que hemos construido. Vamos abordando cada etapa de la vida con la premisa de que el esfuerzo y la educación no se negocian. Esto sólo se puede hacer si uno suma a la par y trabaja con ellos; comés y bebés lo mismo que ellos, llega un determinado momento en que se da una amistad, que los consideramos a andamios internos”, explicó Gasparotti.
El modelo de Madagascar tendrá su sede en Lima, provincia de Buenos Aires, la cual cuenta con 22 mil habitantes de los cuales ocho mil son pobres. Se encuentra a pocos kilómetros de los dos polos industriales más grandes de la Argentina: Zárate y Campana, a unos 100 kilómetros de Capital Federal. De un estudio demográfico resultó que, de 197 niños, el 34% tiene desnutrición infantil; de 354 adultos, el 49% no trabaja y solo el 30% tiene educación secundaria; de 180 familias, el 69% no tiene agua caliente, y el 46% está hacinado.
“Lima nos ha abierto las puertas desde la primera hora y por eso estamos avanzando a gran velocidad y sólidamente. Nuestro objetivo es ayudar a que la gente se ponga de pie y a que salga de esa condición de marginalidad que tanto duele”, finalizó Gasparotti.
Escuchar también la nota completa: