Pequeña parece haber quedado la noción de “aldea global” de Marshall Mcluhan luego que la pandemia diera implosión a un Ágora Virtual. Para el Doctor en Comunicación e investigador del CONICET, Gonzalo Andrés, el virus que se expandió por el mundo a una escala impensada, dio lugar a un proceso de continuidad sobre un paradigma informático en el marco de la denominada sociedad de la información.
Como todo devenir dialéctico, sin embargo, sus bemoles no omitieron las tensiones propias con viejas estructuras. La educación, por ejemplo, debió acomodarse rápidamente a las exigencias del momento.
Ante ello, la pandemia avanzó en una digitalización de distintas prácticas sociales, donde se potenció la expansión de las nuevas tecnologías, en tanto “vinieron a suplir la necesidad de respetar el distanciamiento social”, sostuvo Andrés en diálogo con Sin Mordaza.
“Hoy, para hacer un trámite en el Estado necesitamos sacar turnos de manera virtual, de la misma forma que en cualquier otro ámbito privado. Las tecnologías se tornaron en un modo de mantener nuestra conectividad”, aseguró.
Ante lo que especialistas denominaron un capitalismo de plataforma, donde la distribución de bienes y servicios son acaparados por un sinfín de aplicaciones, cada grupo social fue regulándose de acuerdo a sus posibilidades, explicó el especialista.
“Este es un proceso que va a seguir consolidándose. Clases virtuales, trámites administrativos, telemedicina, vinieron para quedarse, no creo que volvamos a una situación previa. Este modo de relacionarse se va interiorizando, por lo cual genera una fluidez en las relaciones sociales que a los seres humanos nos gusta. Hay usos sociales que van convalidando este tipo de plataformas porque nos resuelven muchos aspectos cotidianos de la vida”, finalizó.
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