Una advertencia sobre el adecuado desenvolvimiento en la sesión de la Cámara de Diputados durante el día de ayer, desnudó la disputa interna por los recursos para el cuerpo y sus legisladores.
Avanzada la sesión, la referente del movimiento Evita, Lucila De Ponti, advirtió al presidente de la Cámara que el recinto contaba con la presencia de legisladores que no poseían autorización de permanencia, ya que, por disposición protocolar, el acceso solo es permitido a los jefes de bloque.
Ante la insistencia del justicialismo para que se respete lo acordado para la sesión, Miguel Lifschitz pidió que los diputados inhabilitados abandonen el lugar, lo provocó el enojo de algunos de ellos, principalmente del sector radical perteneciente al NEO, que dejó el recinto de forma intempestiva con Maximiliano Pullaro a la cabeza, mientras que, aquellos que seguían la labor parlamentaria de forma virtual, se desconectaron de manera simultánea.
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El pedido destapó, en verdad, un enojo solapado por parte del sector radical luego que diputados socialistas compartieran con sus pares, una solicitud de adhesión para incrementar los Fondo Unificado de Cuentas, dinero utilizado para gastos de ayuda social, contratos y viáticos de los diputados.
Dado que, como cuerpo colegiado, la Cámara necesitaría cierto número de firmantes para conceder la aprobación, los legisladores se aprestaron al pedido. Sin embargo, en el momento de su despliegue, el NEO se negó a conceder el consentimiento, bajo el pedido de aumentar el monto solicitado, en tanto el valor al que refería la nota, se encontraría lejos del presupuesto formal que contaría la Cámara.