Después del repunte del verano, tanto los pronósticos climáticos como los hidrológicos anticipan que el río Paraná tendrá bajos niveles de caudales durante los próximos meses, como consecuencia de lluvias menores a las normales en la cuenca que lo abastece de agua.
El río atraviesa una inédita situación de bajante extrema desde hace casi dos años, que generó una fuerte presión sobre todo el sistema ecológico y muchos problemas tanto para la navegación como para la provisión de agua potable.
En su último documento sobre escenarios hidrológicos para el período que va de marzo a mayo, el Instituto Nacional del Agua (INA) anticipa que “los niveles del Paraná en territorio argentino, incluyendo el Delta, quedarán oscilando próximos al límite de aguas bajas, con eventual agravamiento de corto plazo”.
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En relación al clima, desde ese organismo señalaron que en base a los reportes del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) “se espera un trimestre con condiciones normales a secas de precipitación, al igual que para la cuenca del río Paraguay, la cuenca media-inferior del Paraná y la cuenca del Uruguay”.
Los resultados de diversos modelos de pronósticos muestran condiciones de La Niña para los próximos trimestres, lo que significa menos agua que lo normal. Desde el INA subrayaron que durante febrero se observaron “anomalías negativas” en gran parte de la cuenca del Plata, siendo las regiones del tramo inferior del río Paraná, cuenca del río Iguazú y cuenca alta del río Uruguay las más significativas.
Si bien los resultados de los diferentes centros mundiales de pronóstico climático prevén condiciones normales en los próximos 3 meses, en la región del Litoral se esperan lluvias deficitarias, mientras que en toda la cuenca del Paraná esperan “condiciones normales a deficitarias”.