El gobierno retomará en los próximos días el impulso de la candidatura conjunta de Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile para organizar el Mundial de 2030 que se vio frenada, a nivel de nuestro país por el cambio de autoridades nacionales, y en el ámbito regional por el surgimiento del COVID-19, todo lo cual se registró en las dos primeras semanas de marzo del año pasado.
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La reactivación, según supo “La Oral Deportiva” no es producto de las circunstancias, sino una consecuencia más de la reciente visita que Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, hizo a Montevideo el miércoles 17 y jueves 18 de marzo, en el marco de la cual no sólo participó de la inauguración oficial del complejo de Montevideo City Torque y de un almuerzo con autoridades de la AUF, los presidentes de Peñarol y Nacional, y Pedro Bordaberry, que tuvo lugar en el restaurante “Nuevo García” de Carrasco, sino que también fue uno de los invitados a una cena a la que asistió el Presidente de la República, Luis Lacalle Pou, y se desarrolló en una residencia privada de la zona de el Prado.
El encuentro, más precisamente, se produjo en la noche del miércoles 17 de marzo en la barbacoa de la casa de un médico que es amigo personal de Ignacio Alonso, y participaron del mismo Luis Lacalle Pou; el director de la Secretaría Nacional del Deporte, Sebastián Bauzá; Pedro Bordaberry; y los presidentes de los organismos rectores del fútbol sudamericano y el uruguayo.
En esa reunión, donde los comensales degustaron diversos cortes de carnes a la parrilla y varios tipos de ensaladas, y en la que Alejandro Domínguez regaló a Lacalle Pou una réplica en tamaño real de la Copa América de selecciones, fue donde nació la trascendente iniciativa por la cual el primer mandatario uruguayo gestionó ante Sinovac las 50.000 vacunas contra el coronavirus que el laboratorio chino donará a la Conmebol y el organismo continental distribuirá en breve entre sus diez asociaciones afiliadas.
Recientemente, cuando la Conmebol anunció en un comunicado oficial la citada donación de las vacunas, agradeció no sólo a Lacalle Pou, sino también a diversas autoridades nacionales de nuestro país, y hasta al propio embajador de Uruguay en China por las gestiones que habían llevado a cabo, dato este último que no es menor acerca de la estrategia a seguir cuando el impulso de la candidatura para organizar el Mundial 2030 sea retomado por el gobierno uruguayo, según supo “La Oral Deportiva”, en el curso de las próximas semanas.
En tal sentido, el buen relacionamiento diplomático y comercial existente entre China y Uruguay dará lugar a gestiones al más alto nivel para que el gigante asiático, que ya manifestó que también aspira a organizar el Mundial 2030, pase de ser un gran rival a un poderoso aliado.
En otras palabras: si China declina de postularse para el 2030, y por contrapartida no sólo respalda la candidatura de Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile, sino que además reúne el apoyo del considerable número de votos que suman todos los países integrantes de la Confederación Asiática, a su vez la Conmebol se convertiría en un nicho de diez voluntades que apoyarían la postulación de China para organizar el Mundial de 2034.
Cabe recordar que la última acción conjunta y concreta de Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile para impulsar la candidatura del Mundial 2030 fue una reunión que se celebró en Montevideo a fines de setiembre de 2019 con participación de autoridades gubernamentales y del fútbol de cada uno de ellos, y que tuvo lugar en el Hotel Cottage de Carrasco.
Luego de esa instancia, en la que se acordó crear una entidad jurídica común que se llamaría “Corporación Juntos 2030”, pues la FIFA exige siempre a los aspirantes a organizar los mundiales una contraparte independiente de los gobiernos y las autoridades del fútbol de los países postulantes, primero se frustró un nuevo encuentro multinacional fijado para la fecha de diciembre de 2019 en la que se jugaría la final de la Copa Libertadores en Santiago, porque ésta se trasladó a Lima y la reunión multinacional no fue reprogramada, y después, ya a fines de febrero de 2020 la pandemia abortó el viaje que un alto funcionario de China iba a realizar para reunirse en los primeros días de marzo con los impulsores sudamericanos del Mundial de 2030 en Buenos Aires.
Ahora, un año más tarde, lo hablado a mediados del mes pasado en la cena del Prado donde Alejandro Domínguez sugirió la posibilidad de sumar a la candidatura a un quinto país de la zona del Pacífico sin que la idea prosperara, fue seguido por una etapa de planificación de lineamientos desarrollados en borrador a nivel del Poder Ejecutivo, que en los próximos días empezarán a “bajar” en forma muy concreta hacia distintos ámbitos públicos y privados cuya participación se considera importante para que el nuevo impulso recoja los resultados deseados.
Por ejemplo, aparte del importante papel que jugará la AUF, que –al menos como tal- aún no ha recibido una comunicación oficial del Poder Ejecutivo sobre el tema, y del jerárquico rol que le corresponderá a la Secretaría Nacional del Deporte, que a nivel gubernamental será una trascedente plataforma para trasladar el proyecto a la práctica, la misión del Ministerio de Relaciones Exteriores resultará clave.
A nivel internacional, la Cancillería será el gran articulador de este nuevo arranque, al que la pandemia –aunque parezca un contrasentido- le traerá un cierto alivio al darle más margen de tiempo para desarrollar su trabajo, en virtud de que originalmente la FIFA debía adjudicar la sede de Mundial 2030 en el Congreso que se reunirá en Qatar antes de empiece el de 2022, por lo cual los postulantes debían cumplir con todos los requisitos exigidos a fines de este año, pero ahora eso no ocurrirá, seguramente, antes de 2024.
Con ese horizonte un poco más despejado, el Ministerio de Relaciones Exteriores será pieza vital en las negociaciones con China para llevar a cabo una acción conjunta entre América y Asia que apunte en forma mancomunada a los mundiales de 2030 y 2034, pero tanto o más aún va a ser el canciller Francisco Bustillo para volver a involucrar en el emprendimiento multinacional al gobierno argentino, habida cuenta de su conocida amistad personal con Alberto Fernández.
Es más, hay observadores que consideran que ese puente, incluso, va a colaborar para achicar la brecha provocada por algunos disensos surgidos entre Luis Lacalle Pou y el mandatario del vecino país desde hace algún tiempo a esta parte, mientras que el realineamiento de Chile y Paraguay detrás de la reactivación del proyecto se da por descontado; en el primer caso por afinidad política de los gobiernos chileno y uruguayo, y en el segundo porque el propio Alejandro Domínguez será clave para “reenganchar” al gobernante paraguayo, ya que el presidente de la Conmebol y Mario Abdo Benítez son amigos desde su época de estudiantes y, además, políticamente afines por su vinculación al Partido Colorado.
Con este mapa nacional e internacional sobre la mesa, pues, en las próximas semanas el gobierno uruguayo retoma el impulso de la candidatura conjunta con Argentina, Paraguay y Chile para organizar el Mundial 2030, porque –según supo “La Oral Deportiva”- el recorrido proyectado tiene previsto clavar un par de mojones muy visibles a los ojos del mundo ya sobre la mitad de este año.