Los coletazos económicos de la pandemia, a más de un año del virus en la capital provincial, encontró su máxima expresión en la proliferación de nuevos centros comunitarios, abocados a suplir la deficiencia alimentaria de muchas familias de la ciudad.
El comedor “Los Peques” en barrio San Lorenzo, con su sede en calle 3 de febrero al 1100, es una de las tantas postales de la situación límite que atraviesan gran parte de los santafesinos.
Allí, la organización a cargo de la elaboración de viandas, acoge a unas 150 personas entre adultos y niños, a quienes les otorgan una ración de comida los días sábados y una copa de leche los viernes por la tarde.
Con el inicio de la pandemia, el centro comunitario evidenció el incremento de una importante concurrencia de adultos como antes no sucedía, frente a la necesidad cada vez más imperiosa de un plato de comida.
Pese al confinamiento, el comedor “Los Peques” nunca cerró, lo que dejó en evidencia las necesidades del barrio, que derivó, incluso, en la aparición de casas particulares devenidas en merenderos, a instancias de garantizar una ración diaria a los más necesitados.
Desde el centro comunitario, María Guadalupe indicó que, de un tiempo a esta parte, “muchos padres están quedándose sin trabajo, por lo que se sumó más gente a las copas de leche. Esta situación nos obligó a cambiar los menús, donde ya no tenemos tanto dinero para comprar carne y otros insumos”
La mujer explicó que, “si bien hay una cierta ayuda del Gobierno de la provincia, no alcanza. Debimos reducir las porciones de leche para los más chicos, a pesar de ser algo tan necesario para su crecimiento. Nos parte el alma cuando dicen que vienen a comer carne, cuando en verdad, apenas tenemos para comprar”, agregó.
Escuchar también la nota completa: