Claudio Javier "Morocho" Mansilla, actualmente prófugo después de escaparse de la cárcel de Piñero, fue condenado a 25 años de prisión por dos homicidios cometidos en 2018. El tribunal compuesto por los jueces Hernán Postma, Pablo Pinto y Nicolás Foppiani sentenció a Mansilla por ser coautor del homicidio agravado por uso de arma de fuego y la participación de un menor. Las víctimas tenían 16 y 18 años.
Mientras permanece prófugo después de haberse fugado de la cárcel de Piñero el domingo 27 de junio, "Morocho" Mansilla, de 38 años, fue condenado por el asesinato de Kevin Nieri, de 16 años, y Leonel Bubacar, de 18, ocurridos en septiembre de 2018. "Si no hacemos algo no salgo más", le había dicho Mansilla a su pareja según escuchas que integran las evidencias que se ventilaron en el juicio oral.
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Seis meses antes del doble homicidio de Lima al 2100, Mansilla había salido de prisión tras cumplir una pena a 17 años por intento de robo calificado y una causa federal del año 2013. Su retorno a la venta de drogas activó conflictos con viejos actores del negocio. La investigación reveló que en poco tiempo quedó envuelto en una guerra con dos agrupaciones narco de renombre.
En la investigación surge que Mansilla y su pareja habían comenzado a vender droga con modalidad de delivery en los alrededores del Fonavi Parque Oeste. Un territorio histórico del jefe narco Walter Daniel “Dulce” Abregú, por quien se ofrecieron 500 mil pesos de recompensa hasta su captura en agosto de 2019.
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Se cree que las víctimas del doble crimen habían trabajado para Abregú hasta que tuvieron problemas con él y se mudaron al pasillo de calle Lima. Allí conocieron a Brandon, un adolescente de 16 años que los conectó con el Morocho. Su antigua conexión con Abregú hizo que Mansilla sospechara de ellos luego de ser baleado en Lima al 2100
La noche del domingo 23 de septiembre de 2018 Kevin Nieri estaba en su casa con su mamá y Leonel Bubacar, al que le decían Ozuna, con su novia. A las 23.15 les golpeó la puerta con insistencia su vecino Brandon para hablar de algo urgente. Les dijo que Morocho los esperaba en la casa de su hermana y tenían que ir sí o sí porque él no quería quedar como un entregador con su familia.
Los adolescentes fueron con él. No terminaron de salir del pasillo angosto cuando se escucharon unos treinta tiros de distintas armas. Cayeron sobre un piso lleno de sangre y balas. Con heridas en tórax, abdomen, piernas y cabeza, Leonel murió por destrucción de cráneo. La descarga alcanzó a Kevin en el pecho, abdomen y brazos; murió desangrado. Un día antes le había dicho a su novia que “sentía que lo iban a matar” porque “sabía que con el Morocho no se jode”, pero aseguraba que “él no había sido”.