Una de las razones por las que mermó la circulación en el centro, lo que impacta en el cierre de locales comerciales y en definitiva en el consumo, es la desocupación de las oficinas a causa del teletrabajo. Según datos del Colegio de Corredores Inmobiliarios, la mitad de las oficinas chicas (entre 12 y 20 metros cuadrados) se vaciaron y por lo tanto bajaron los valores tanto para el alquiler como para la venta.
La mayoría de las oficinas de pequeñas dimensiones se ubican en el área central y fueron construidas dentro de edificios con ese destino exclusivo en las décadas del 70 y 80. Desde marzo de 2020, cuando se instauró la primera cuarentena, profesionales liberales como contadores, abogados y escribanos (que eran sus principales usuarios) cambiaron la modalidad de trabajo porque los clientes no podían o no querían trasladarse a sus estudios y por las imposiciones gubernamentales.
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En ese proceso, comenzaron a caer los contratos: hoy se aprecia un vaciamiento del 50 por ciento y una oficina con baño compartido puede alquilarse a sólo cinco mil pesos más expensas (dos o tres mil pesos). También son tentadores los precios con los que estos inmuebles salen a la venta.
En este escenario los profesionales independientes se replegaron a sus hogares y, a diferencia de lo que sucedía antes, son ellos los que ahora visitan a sus clientes. Las empresas medianas y grandes sí mantienen los alquileres a la espera de que pase lo peor de la pandemia y retorne todo el personal.