Ricardo Ramírez, intendente de Coronda, denunció públicamente el exponencial crecimiento de asentamientos ilegales en distintos puntos de la localidad, hecho que comenzó en la época de Menem cuando el ferrocarril dejó de funcionar, con trabajadores golondrina de Chaco y Santiago del Estero que hicieron de estos lugares, sitios de residencia.
“Cuando cambió el sistema carcelario hubo un incremento en el movimiento interno, empezaron a existir visitas semanales y los familiares de internos eligieron permanecer en la ciudad, trajo problemas al municipio, como atención a la salud y la inseguridad, hoy por hoy, ya son vecinos establecidos y poco a poco vamos viendo como mejoramos su calidad de vida”.
El impacto económico de la pandemia hizo que muchos santafecinos tengan que reinventarse y salir a buscar oportunidades, en el último año esa búsqueda provocó una nueva oleada migratoria, principalmente de ciudad más grandes como Santa Fe, Rosario y Venado tuerto. Cientos de personas que se instalaron a la vera de la ruta 11.
“Es preocupante como están viviendo ahí, 500 familias en condiciones muy complejas. Conexiones precarias al tendido eléctrico, falta de agua potable y desagüe, algunos se instalan en zonas inundables y cuando llueve tenemos que socorrerlos. No alcanzan los recursos municipales”, asegura el intendente.
La cárcel como motor de la economía local
Instalar una unidad penitenciaria no es cosa sencilla, máxime, si su capacidad supera los mil internos y alberga a reclusos de distintos puntos de la provincia, sin embargo, la capital de la frutilla, hizo de esta situación parte de su idiosincrasia.
En este sentido Ricardo Ramírez argumentó: “el servicio penitenciario es una institución más de la ciudad, es la principal fuente de trabajo, mucha gente tiene relación directa con la cárcel, no solo quienes trabajan allí dentro, sino también, muchos comercios proveen material como alimentos. Incluso, los días de las visitas es un día donde el comercio se mueve bastante”.
Por supuesto, no todo es positivo, aunque la economía de la ciudad gravita alrededor de esta institución, albergarla también trae sus problemas: “la cárcel quedó prácticamente en el centro de la ciudad y en estos momentos está desbordada, tiene una capacidad para 1100 internos y actualmente cuenta con 1800, a nivel provincial las comisarias están desbordadas y las cárceles no dan más”.
El que es de afuera no puede quedarse en Coronda
“Hay cosas que hay que recuperar. Antiguamente, tres meses antes de ser liberado, el interno hacía un trabajo en coordinación con el servicio penitenciario. Se veía de donde era la persona, en qué condiciones vivía y se ayudaba a su reinserción. Hoy día, necesitamos que el que no es de coronda no quede en coronda”.
“Lo que hay que tener es un equilibrio y trabajar en conjunto, el diálogo entre el intendente, los concejales, la clase política, y el servicio penitenciario tienen que ir de la mano” enfatizó Ramírez.
“Desde 2014 a la fecha hubo 24 fugas”
La hollywoodense fuga en Piñero, la investigación que frustró un plan para burlar la seguridad en Las Flores o las decenas de hechos delictivos digitados desde adentro de los pabellones, hacen que el sistema carcelario se ponga en cuestión. Walter Gálvez secretario de asuntos penitenciarios reflexionó al respecto: “los datos objetivos muestran que, en el 2014 había 3435 internos y en el 2020 ese número ascendió a 7000, estamos hablando de un 100% de aumento en la población carcelaria en 5 o 6 años, en el mismo periodo tenemos registradas 24 fugas. Este problema no comenzó ahora”.
Sin lugar a dudas no es fácil encontrar una solución definitiva (si es que la hay) a la conflictividad intramuros de las unidades penitenciarias. “Cuando vos no contás con la infraestructura adecuada, cuando no tenés los recursos humanos para contener la superpoblación carcelaria ocurren estas cosas, fugas, motines, peleas”.
“No le quiero echar la culpa a nadie, años anteriores se decidió invertir en otras áreas del gobierno, quizás menos sensibles. En la última década se construyeron 3352 nuevas plazas, pero, si haces suma y resta no se alcanzó a construir lo que se necesitaba.”
Nueva gestión, nuevo impulso
Al ser consultado sobre la actual gestión y cómo afrontar estos desafíos, Gálvez dijo: “la expectativa es que en los 4 años del gobernador Omar Perotti, se sumen 1400 nuevos lugares para internos.
“Este año y medio se terminó la Unidad 3 de Rosario con capacidad para 352 personas y en Santa Felicia un pabellón para 80 internos. Con respecto a la superpoblación, particularmente en los departamentos La Capital y Castellanos está el proyecto de una alcaldía en las flores.”
Por otro lado, la situación de los presos federales es algo que ocupa directamente y también se avanzó en este sentido, aseguró el funcionario: “la cárcel federal de coronda estaba parada cuando llegamos al gobierno, con un 40% de avance de obra, hoy está a un 66%. La empresa y el gobierno nacional nos aseguró que el año que viene la obra estará terminada. Va a tener una capacidad para 462 internos y estamos peleando para que a Santa Fe le correspondan 300 lugares.”
Presos más jóvenes y adictos
“Yo estuve en la gestión de Jorge Obeid y si vemos la película completa, en 2006 teníamos 2200 internos, el grueso tenía 30 años de edad, otras vivencias y otros códigos. No había bandas narco criminales como ahora, hoy el perfil es otro”, relata Gálvez con visión experimentada y asegura: “lamentablemente nos encontramos con presos cada vez más jóvenes, la mayoría de 18 a 30 años eso se vio incluso en la vacunación interna.”