Todos los inviernos, en las colinas cubiertas de nieve de Nepal, mujeres jóvenes siguen muriendo a causa de una superstición mortal.

Aquí la tradición dicta que cualquier mujer que esté menstruando no debe dormir en la casa, sino en el establo o en un refugio, sin importar el frío que haga ni qué tan peligroso sea. Se cree que este ritual protege la pureza del pueblo, desde tiempos inmemoriales.

Sin embargo, este invierno, un hombre fue arrestado, algo insólito en Nepal, por la muerte de una joven que resultó de esta tradición, según informaron los funcionarios de procuración de justicia. El caso ha desatado un debate nacional sobre los derechos de las mujeres, la tradición, la ley y el castigo.

Las autoridades nepalíes encarcelaron al cuñado de una joven que murió este mes en un establo en el remoto distrito de Achham, en el lejano oeste. A muchos nepalíes los ha sacudido su muerte y un periódico dijo que el tabú —llamado chhaupadi (que se pronuncia “chaupadí”)— es una “vergüenza nacional”.

Los activistas de derechos humanos han venido presionando a las autoridades para que hagan cumplir una ley que entró en vigor el año pasado y que castiga a los miembros de la familia que expulsen a las mujeres de sus hogares. A pesar de ello, los pobladores siguen haciéndolo y a muchos residentes en Achham les molesta que alguien haya ido a la cárcel.

“La policía solo le está poniendo sal a la herida”, dijo Krishna Budha, jefe del poblado donde la joven murió. “Ella se fue a la choza por decisión propia, porque así lo dicta nuestra cultura”.

Las máximas autoridades de Nepal intervinieron, lo cual obligó a los policías a arrestar al hombre. El caso se está investigando.

En las últimas pasadas, se les ordenó a los pobladores destruir docenas de chozas chhaupadi y el Ministerio del Interior nepalés ha amenazado con retirar la ayuda gubernamental a las familias que no cumplan con la ley que prohíbe el ritual chhaupadi.

“Esta vez la policía hizo un buen trabajo”, comentó Pashupati Kunwar, una activista importante contra el chhaupadi. “Esto envió una advertencia”, agregó.

En nepalí, “chhaupadi” significa alguien que carga una impureza. Se considera que las mujeres que están menstruando están contaminadas, e incluso son tóxicas, y aquí desde la infancia se enseña que cualquier contacto con una mujer que tiene su período traerá mala suerte.

Este tabú se ha transformado en una tradición opresora, que incluye la construcción de una choza separada de la casa para que las mujeres que estén menstruando se retiren por la noche y duerman ahí. Algunos de los espacios son tan diminutos como un armario, los muros están hechos de piedra o barro, en esencia son trincheras para la menstruación. Todos los años, al menos una mujer, aunque suelen ser más y por lo general jóvenes, muere en ese espacio tan reducido por inhalar humo, a causa de una mordedura de víbora o por hipotermia.

El 2 de diciembre volvió a suceder

Según los oficiales de policía, poco después del amanecer, los parientes de Parbati Budha, de 21 años, sintieron que algo andaba mal. Budha, quien vivía en un poblado en las montañas, al que se llega tras conducir dos días por carretera desde la capital, Katmandú, siempre se levantaba temprano. En el poblado se le conocía por trabajar arduamente y ser muy inteligente; había terminado el doceavo grado, lo cual era inusual para las niñas de su pueblo.

Pero esa mañana, no salió de su choza chhaupadi. Cuando su cuñada y cuñado fueron a ver cómo estaba, la encontraron en el piso de la choza, boca abajo. Los investigadores dicen que había hecho una pequeña fogata al interior de la choza para mantenerse caliente durante la noche helada y murió debido a que respiró demasiado humo.

Budha se había casado hacía un año y medio y se había mudado con la familia de su esposo, como suelen hacer la mayoría de las mujeres en el Nepal rural. Su marido trabajaba en una tienda de saris en la nación vecina de India y los policías dijeron que fue el hermano de su marido, Chhatra Raut, de 25 años, quien presionó a Budha para que se fuera a la choza.

Tras escuchar lo que ocurrió, el fiscal general de Nepal, Agni Prasad Kharel, intervino y ordenó a los policías abrir una investigación, que rápidamente los condujo hacia el cuñado. La policía arrestó a Raut, quien se encuentra en una cárcel pequeña. Enfrenta una sentencia de tres meses si se le declara culpable de violar la ley chhaupadi, que condena como delito el acto de presionar a una mujer para que se recluya.