La muerte del delantero argentino Emiliano Sala, ocurrida a los 28 años en un accidente aéreo ocurrido en 2019 cuando el avión que lo transportaba hacia Inglaterra se precipitó a las aguas del Canal de la Mancha tiene como responsable al organizador de ese vuelo, el piloto británico David Henderson.
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Henderson ya se había declarado culpable de “intentar dar de alta a un pasajero sin permiso” antes del inicio del juicio que dio comienzo por estas horas en Cardiff y en cuyo transcurso el fiscal, Martin Goudie, lo acusó de "ser el organizador de los vuelos de ida y vuelta que realizó Salas desde Gales a Francia y viceversa".
"Y lo hizo solamente porque le interesaba el dinero que ganaría con ellos, utilizando una aeronave que no estaba autorizada para ello y con un piloto, David Ibbotson (su cuerpo no fue encontrado dentro del avión sumergido a casi 70 metros de profundidad, en cuyo interior solamente se hallaron los restos de Sala), que tenía su licencia vencida desde hacía tres meses", puntualizó.
"Acá los dos tenemos la oportunidad de ganar dinero con este modelo de negocio, pero no debemos llamar la atención de los clientes y mucho menos de la Autoridad de la Aviación Civil)", le indicó Henderson, de 67 años y quien debía pilotear el Piper PA-46 Malibú, al trasladarle esa responsabilidad a Ibbotson.
Sala había sido transferido por el Nantes francés al Cardiff de la Premier League en una cifra récord de 17 millones de euros, unos 20.500.000 dólares, algo que después motivó demandas cruzadas entre ambas instituciones.
Sala realizó un viaje relámpago a Francia para saludar a sus ex compañeros de Nantes y debía regresar inmediatamente para participar de su primer entrenamiento con el club británico, pero el vuelo en que lo hacía terminó en el fondo del Canal de la Mancha el 21 de enero de 2019 y su cuerpo fue encontrado 15 días después.
"Quedate callado y no le digas una palabra a nadie sobre esto”, se le oyó decir en una escucha divulgada por el diario inglés The Guardian a Henderson en una comunicación con el ingeniero a cargo de la atención de la nave siniestrada en una noche oscura y tormentosa que segó la vida prometedora que se le presentaba por delante al santafesino de Cululú que el 31 del corriente mes hubiese cumplido 31 años.