Cada vez se habla más de personas y relaciones tóxicas. Pero, ¿a qué nos referimos? Muchas veces los más allegados son los que nos recomiendan que nos mantengamos alejados de relaciones en las que aparecen ciertas señales de alerta, “banderas rojas”, pero ¿exactamente a qué deberíamos estar atentos?
Al momento de comenzar una relación, el enamoramiento suele ser total. La famosa ‘fase de luna de miel’ puede hacer que no veamos ciertas situaciones que pasan inadvertidas pero se trata de la antesala de una relación tóxica.
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Las mentiras, las reacciones o respuestas violentas e incluso un comportamiento manipulador, controlador y donde primen los celos ‘enfermizos’, pueden aparecer de manera muy sutil.
Consultada por Infobae, Beatriz Goldberg, licenciada en psicología especialista en crisis individuales y de pareja, escritora y conferencista, dio su visión: “La baja autoestima es el principal factor predisponente para entablar una relación tóxica, esto da lugar a la constante necesidad de reforzar la seguridad propia y ajena; también la imposibilidad de poner límites y la poca capacidad de disfrute. Ese combo resulta explosivo, y confluye en una naturalización de circuitos de violencia verbal, física, económica o social a través de las redes”.
Las 7 banderas rojas
- Mentiras, una detrás de otra
“Si hay muchas mentiras y constantes esto deja precedentes. Puede haber infidelidad de uno de los miembros de la pareja y a la vez, se mantiene desconfianza hacia el otro, control excesivo, generalmente. Las mentiras pueden ser usuales y hay que estar atentos a ellas. A veces, la víctima, tiene que decir también mentiras por miedo, ir mintiendo, y se hace responsable que por eso lo pone nervioso al otro”, apuntó la psicóloga experta en relaciones Beatriz Goldberg.
- Descalificación y desprecio
En general siempre el desprecio aparece y es un elemento que baja el autoestima totalmente. En el fondo, el victimario también tiene problemas de autoestima, que tiene que reforzarse y a veces se tiente bien descalificando al otro, apuntó la psicoanalista a Infobae.
“Este tipo de manifestaciones suelen darse puertas adentro de la relación, ya que en la calle el victimario suele mostrarse como un excelente novio o novia. El asunto es detener lo antes posible este tipo de escena, para que la violencia no escale. También hoy en día aparece a través de las redes sociales, no le dan por ejemplo entidad, importancia y lugar a la persona con la que se vinculan”, evaluó Golberg.
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- Falta de compromiso
Según la analista, muchas parejas tienen miedo al compromiso y en general a “tomar las propias riendas de la vida”. También hay miedo a la pérdida. Las negociaciones o contratos en este aspecto aparecen, para no dejar de ser uno mismo, pero puede llegar a surgir el temor a dar el paso y la falta de compromiso en general con la vida, es decir la apatía, puede ser un signo de que algo anda mal.
- Rápida huida ante discusiones complicadas
“Hay parejas que entran en toxicidad por que vienen de una familia u otras parejas tóxicas, y les resulta como familiar lo tóxico, lugares conocidos y de confort, es la única forma de amor que conocen”, determinó la psicóloga.
La ofensa es un clásico en la rápida huida ante discusiones acaloradas, según la psicóloga, autora de libros relacionados a las relaciones tóxicas. “Muchas veces, ante discusiones, uno escapa, se ofende o rompe la pareja. Muchas veces uno de los involucrados emocionalmente no insiste para ‘no tirar de la cuerda y evitar así que se corte’”, ejemplificó.
- Comportamiento controlador
“Las personas que digitan nuestra vida son un peligro constante ya que muchas personas sienten que las llevan, les resuelven cosas. El tóxico o la tóxica muchas veces es resolutivo. Quizás venían de relaciones de ‘pocas cartas en el asunto’. Cuando la digitación es más grande ya comienza a generar incomodidad”, apuntó a Infobae Beatriz Goldberg. “Al ser constante se pierde la identidad y la libertad”.
Según la especialista, “todo lo que es unilateral en una relación no sirve. Cuando la otra persona empieza a controlar y a tomar decisiones unilaterales no sirve o el ‘sí' por miedo”.
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- Celos excesivos y planteos en alza
Es, según Goldberg, una de las primeras señales de alerta a tener en cuenta. Son, en exceso, un semáforo rojo muy importante. “Sin embargo, un poco de celos a la gente le suele gustar ya que sienten que la otra persona se preocupa por uno. Ahora bien, cuando es un celo enfermizo y todo cae mal, ahí ya no es sano para nadie”.
“Al principio, a personas con bajo autoestima, que los celen ‘un poco”, les gusta, ya que quizás vienen de relaciones previas en las que no se les dio la atención que requerían, y aquí es donde más hay que tratar de poner la lupa, ya que puede comenzar ‘en pequeñas dosis’, pero pasa a ser un celo excesivo muy rápidamente y allí es más difícil de salir de esa relación”, alertó.
"Cuando aparecen señales de que en la relación el otro no respeta los silencios, las distancias (tanto físicas como mentales), no se tolera en el otro la necesidad de que existan ‘terceros’", precisó la psicóloga María Fernanda Rivas, experta en parejas
"Cuando aparecen señales de que en la relación el otro no respeta los silencios, las distancias (tanto físicas como mentales), no se tolera en el otro la necesidad de que existan ‘terceros’", precisó la psicóloga María Fernanda Rivas, experta en parejas
- La crisis de comunicación
De acuerdo a Goldberg, “una pareja tiene que tener diálogo constante, sincero, donde uno puede reciclar una relación, pero solo en los casos que no hay algún grado de psicopatía en alguno de los involucrados. Si se ponen de acuerdo, con el diálogo muchas veces se hacen cambios y se pueden conseguir muchas cosas buenas, al igual que con el humor”.
“Con una pareja uno tiene que sentirse en una zona de confort, con tranquilidad. Si una persona está permanentemente con temor a lo que el otro va a decir, pensar o hacer, es que no va bien y es una clara señal de que nos enfrentamos a una pareja tóxica”, concluyó.
Por su parte, María Fernanda Rivas, psicóloga especialista en familias y parejas, añadió que la conyugalidad muchas veces trae aparejada la errónea ilusión de que el otro es -o debe ser- “transparente”. O que debe “adivinar” nuestros deseos o pensamientos. Hay parejas que pueden desarrollar intensos estados de “fusión” y dependencia, perdiéndose la individualidad de cada uno. Con frecuencia estas formas de apego, si no son advertidas a tiempo, muestran sus fallas y llevan a profundas crisis.
“Entre los miembros de una pareja pueden existir ligazones del orden de la adicción. Así como hay adicciones a ciertas sustancias, existen adicciones a las personas con las cuales se convive. Y deben ser tratadas terapéuticamente como tales. Son relaciones pasionales, en el sentido destructivo que implica la pasión. Este es un punto clave para poder comprender la lógica de “los amores que matan”. Y lo más importante es que puede trabajarse en la prevención, si existen indicios de que comienza a instalarse una relación que causa más sufrimientos que satisfacciones”, remató.
Fuente: Infobae