Maxi tuvo su despedida ante su gente.

"Y después agradecerle a esta gente maravillosa: esto es único, me voy con esta foto que no me voy a olvidar nunca", tiró entre lágrimas, un rato antes de que le pasaran un video emotivo y retumbara en el Coloso la melodía del Himno Nacional.

La noche empezó con la salida al campo: después de un ingreso con papelitos, pancartas y hasta caretas de la Fiera, siempre acompañado por sus hijas Alma y Aitana, el 11 ñubelista se sacó la camiseta especial y se quedó con la de juego para afrontar su último partido.

Pasaron 286 encuentros disputados y 94 goles en una carrera que tuvo varios hitos: los tres mundiales (protagonismo estelar con sus goles a México en Alemania y contra Holanda por penales en 2014), el título juvenil en 2001 y sus pasos por Atlético Madrid y Liverpool.

Mientras estuvo en cancha, tuvo algunos destellos de su calidad: a los 2’ casi convierte pero lo taparon; a los 37’ no pudo en el mano a mano ante Cambeses; y a los 47’ pateó a las manos del golero un tiro libre cruzado.

Maxi besó el césped, agradeció y se fue al banco llorando. Y así siguió un buen rato, tratando de asimilar que estaba viviendo eso que los futbolistas tanto temen: el punto final. Aunque al señor Maxi Rodríguez tendrá, una vez superada la emoción, muchos motivos para sonreír.  

Con info de Rosario3