Las fiestas en las islas frente a Rosario no paran. Las fiestas están organizadas hasta fin de mes. Desde el municipio de Victoria, con jurisdicción en el delta, reconocen que las actividades no cuentan con autorización.
Durante toda la temporada de verano, en los balnearios del Paraná Viejo hubo festejos que convocaron a cientos de personas. Y los encuentros prometen continuar hasta fin de febrero.
Desde hace semanas, en las redes circulan invitaciones para el "Fiestón Isleño", "Cool Confusion" o la "Pirata Island Party" que alientan a bailar hasta la madrugada en las playas de distintos paradores. Algunas incluyen recitales y varios DJs y cuentan con el auspicio de primeras marcas de cerveza, champagne y vodka.
La agenda arranca mañana con la actuación de Mario Pereyra y los DJ Tutilove y KBsounds. El festejo arranca a las 14 para extenderse hasta las 4 del día siguiente. Las anticipadas cuestan entre 300 y 500 pesos, si se quiere acampar. Dentro de siete días otro parador tiene previsto otra fiesta.
Y aunque aún no tiene fecha cierta, otro bar isleño avisa que empezó la cuenta regresiva para la segunda edición de un festejo que, en noviembre pasado, terminó con fuegos artificiales.
Advertidos
A fines de enero, las agrupaciones ecologistas El Paraná No Se Toca y Los Guardianes de Victoria presentaron un escrito en la Municipalidad de Victoria, allí advierten sobre los daños ambientales que estos festejos produce en la zona de islas.
Además preguntaron si la Municipalidad de Victoria autoriza esas fiestas, en qué categorías y condiciones. Quiénes son las personas físicas o jurídicas a las que se encuentran concesionados los eventos. Si se realizan en lotes públicos o privados.
Se evaluó el impacto ambiental, los decibeles de sonidos y la intensidad de las luces perjudican la protección de la fauna, ya que en la zona habitan numerosas aves y animales silvestres. Otro tema que preocupa es la recolección de residuos, el uso de residuos plásticos en la costa y el de pirotecnia.
Uno de los referentes de El Paraná no se Toca, Pablo Cantador, indicó ayer que aún no recibieron una respuesta formal de las autoridades de Victoria. Y comentó que al enterarse de la organización de nuevas fiestas, volvieron a comunicarse con la intendencia para ponerlos al tanto de la situación.
Para los militantes ambientalistas y las personas que buscan en el delta un lugar de descanso y contacto con la naturaleza, la situación se asemeja al juego del Gran Bonete: la delegación de islas del municipio dice que es la comisaría del Charigüé quien tiene que informar de las fiestas, en la comisaría dicen no saber nada de las mismas y, finalmente, ninguna autoridad las controla.
"Da mucha impotencia y bronca", se queja la dueña de una cabaña en la isla La Invernada que pide reserva de su nombre. "De noche, las luces y la música se ven y se escucha como si estuvieras cerca de un boliche, pero aparentemente nadie se entera".