Mientras se limpia la arena que le quedó entre los dedos corrobora que las zapatillas estén limpias. La rutina es la misma de todos los días desde hace 10 años, y se repite cada mediodía y noche sin importar el mes. Gastón Caminata transcurre su vida entre la limpieza de las playas de Pinamar y el restaurante familiar que gestiona en Cariló.

“Al negocio le dedico 2 horas al mediodía y a partir de las 8 de la noche también voy para allá. Yo siento que en mis manos tengo la capacidad de que la gente cambie sus hábitos”, dijo Caminata en diálogo con Infobae.

Casado con Andrea, con quien son padres de Franco y Tobías, relató que recorre a diario un promedio de 15 kilómetros para recolectar las colillas de cigarrillos que dejan en la arena.

“Colocamos ceniceros y cartelería en las calles. Ayer pusimos el tercer cenicero en la playa. Logramos que la gente fume en una circunferencia de 5 metros alrededor de cada uno de ellos y que arrojen los cigarrillos en ese lugar... En marzo, todo lo juntado se lo vamos a entregar a unos chicos rosarinos que tienen un proyecto llamado ‘Cigadrillos’. Ellos neutralizan las colillas y las convierten en ladrillos y aislantes”, explicó el activista de 50 años.

El 8 de noviembre de 2019, el Concejo Deliberante de Pinamar aprobó la ordenanza con el fin de preservar las zonas costeras. “Playa Libre de Humo” implica -tal como lo describe la resolución- que el Municipio se haga cargo de colocar los ceniceros y que los locales o turistas sólo deban caminar entre 15 y 20 metros para fumar alrededor de ellos.

“La normativa está vigente y estamos empezando a hablar con balnearios para que pongan cartelería. Los fumadores con los que hemos hablado no tienen problema en caminar esos metros y fumar en lugares autorizados. Actualmente tenemos los colilleros puestos y entendemos que por cada cigarrillo salvamos 70 litros de agua. La suerte sería que la gente dejara de fumar, pero el éxito más grande sería llegar a que eso suceda mientras se cuida el medio ambiente", indicó el comerciante gastronómico.

Caminata sostuvo que cualquier persona puede colocar un cenicero en la playa: “Se trata de sentirnos tripulantes de esta nave llamada Tierra y de saber que vamos a hacer cosas para cuidar el planeta. Confío en que los jóvenes ya no creen que fumar es ser un héroe. Creo que la mayoría no se va a meter un cigarrillo en su boca. Con toda esta lucha logré que muchas personas dejaran de fumar, las cuales me agradecen por la concientización. Pero no depende de la edad. Greta Thunberg está alterando el tema y tiene 16 años, pero mi papá tiene 90 y limpia las playas. La edad es lo de menos: si te cayó la ficha y te sacaste las vendas de los ojos buenísimo”.

El hombre que vive en Ostende fue el principal impulsor de la normativa que actualmente regula el uso de los cigarrillos en las playas. Caminata es el presidente de Big Human Wave y también encabeza la ONG Yo Amo a mi Playa. “En el último invierno, caminando 15 kilómetros por día, recolecté sólo dos bolsas de colillas. Por eso es importante que haya cartelería pública, que podamos dar charlas y hacer activismo”, indicó.

Su fundación logró convertir el balneario bonaerense en la primera ciudad del país libre de sorbetes y vasos de plástico de un solo uso. ”Pinamar pasó a ser la playa más consciente del país, sin vehículos, sin bolsas, sin pajitas, sin vasos plásticos y ahora sin colillas”, afirmó Caminata.

Caminata también sostuvo que “es fundamental dejar de regar. El riego es una forma de vaciar el acuífero. Tenemos que poner un cartel que diga: ‘disculpe que está el pasto amarillo’ y no regar más. También dejar de comer carne, que es la industria más contaminante del planeta. Más que los aviones, los autos, los cuatriciclos. Una persona vegana necesita 750 metros cuadrados de tierra para vivir toda su vida. Una vegetariana 2.500. Una persona carnívora 12.500. Hace seis años que no como más carne porque soy un líder ambiental".

Y completó: “Me encanta viajar, comprar y usar, pero dejé el consumo del descarte para pasar al altruismo. Desde que me levanto hasta que me acuesto, todos los santos días, todo el año. Si empezamos a transmitir esto que cuento es un buen comienzo. Porque si no, ¿qué ejemplo le damos a los chicos fumando en la playa?”.