Las enfermedades cardiovasculares son aquellas que afectan al corazón y a todas las arterias del organismo. Su principal causa es la “aterosclerosis”, que es el depósito de placas de colesterol en el interior de las paredes de las arterias que provoca su obstrucción y compromete la llegada de la sangre a órganos vitales como el corazón, el cerebro y el riñón. La enfermedad arterial aterosclerótica es la principal causa del infarto agudo de miocardio (IAM), del accidente cerebrovascular (ACV) y de los aneurisma (la dilatación anormal y progresiva de una arteria, por ejemplo, la aorta).
“Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. La combinación de factores de comportamiento, sociales, medioambientales y biológicos contribuyen a su desarrollo y requieren de una estrategia multidisciplinaria que promueva estilos de vida saludables para reducir los factores de riesgo cardiovascular (FRCV), mejorar la calidad de vida, disminuir las internaciones, los eventos cardiovasculares y la mortalidad de los pacientes”, explica Ignacio Dávolos, jefe de Rehabilitación Cardiovascular del Hospital de Clínicas.
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Siguiendo esta línea, precisa que los condicionantes que favorecen la aparición de una enfermedad cardiovascular aterosclerótica son múltiples e incluyen tanto la influencia de un estilo de vida no saludable (consumo de alcohol, mala alimentación, tabaquismo, sedentarismo) como el estado de estrés crónico.
Sin embargo, también existen otros factores, como los sociales y demográficos (tanto paternos como propios), el medioambiente social y físico (como las políticas económicas, laborales, industriales e impositivas), y por supuesto, la genética.
“El sedentarismo, por ejemplo, es un factor de riesgo independiente para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y, a su vez, un promotor de otros FRCV. La falta de un control adecuado de la hipertensión arterial, la diabetes, la dislipemia, el sobrepeso y la obesidad se relaciona estrechamente con el estilo de vida sedentario. Sin ir más lejos, el actual estilo de vida, en el que el desarrollo de procesos automáticos promueve la falta de esfuerzo físico para realizar diversas tareas, favorece el sedentarismo. A pesar de la vasta evidencia sobre la relación directa entre mantener una vida activa y una mayor sobrevida, un porcentaje muy elevado de la población mundial no realiza actividad física en su vida cotidiana”, añade el especialista.
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Los individuos que ya poseen enfermedades cardiovasculares cuentan con la rehabilitación cardiovascular (RCV), que consiste en un conjunto de actividades que apuntan a brindar una condicioìn fiìsica, mental y social oìptima que permita conocer y controlar los FRCV, modificar el estilo de vida, y una pronta insercioìn en la sociedad y/o en el entorno laboral. Los pilares de la RCV son la actividad fiìsica programada, el control riguroso de los FRCV y los cambios del estilo de vida.
Fuente: DocSalud