La Universidad Católica Argentina, a través de su Observatorio de la Deuda Social, elaboró un informe que arroja como conclusión más preocupante que la mitad de los jóvenes argentinos de entre 18 y 24 años está excluida del sistema educativo, y que una cuarta parte de ellos no solo no estudia sino que tampoco trabaja, por lo que se los considera “doblemente excluidos, de la educación y del mercado laboral”.
En el contexto del trabajo de relevamiento, se concluyó que el 25%, es decir 1 de 4 jóvenes del segmento etario de 18 y 24, no estudia y tampoco trabaja de manera remunerada, y que esta situación no tuvo muchos cambios sustanciales entre antes y después de la pandemia, la que muchas veces es utilizada para justificar el derrumbe de todos los índices socioeconómicos del país.
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Vinculada a la cuestión de género se comprueba una doble exclusión: el porcentaje de las mujeres que no trabajan ni estudian es 10 puntos porcentuales mayor que sus pares varones (20% y 10% respectivamente en 2021).
El mayor déficit de la exclusión del ámbito educativo y laboral lo sufren los jóvenes de los niveles obreros. Aunque el índice no se agravó en la pandemia, los porcentuales son elevadísimos en el déficit: 45,5% y 32,9% respectivamente durante el período evaluado.
En el estrato de trabajador marginal, 2 de cada 10 jóvenes no estudian, ni trabajan, ni tampoco buscaron empleo durante 2021.
El informe destacó que los jóvenes pertenecientes a hogares pobres vienen mejorando su inserción educativa a lo largo de los años, logrando aumentar casi 9 puntos porcentuales entre el 2017 y el 2021.
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Las diferencias de género, que exhiben un mayor impacto de la “doble exclusión” en mujeres que en varones, se replica “de manera agravada” cuando se incluye la desocupación en el déficit: según la investigación, 3 de cada 10 jóvenes mujeres (22,9%), versus 2 de cada 10 jóvenes varones (30%) no estudian ni trabajan de manera remunerada.
Pero se registró una tendencia más favorable entre las mujeres a la hora de finalizar los estudios, ya que ellas tuvieron una mayor escolarización o terminalidad educativa, superando en 2021 a los varones (42,1%), porque el 54,6% de ellas terminó estudios terciarios o continuaba estudiando secundario o terciario.
La investigación que el Observatorio de la Deuda Social de la UCA viene realizando desde 2017 abarcó un universo de 5.800 hogares cada año en los que viven 2.700 jóvenes residentes en conglomerados urbanos de todo el país con más de 80.000 habitantes.