La bajante del Paraná sigue representando un serio problema. Los límites de aguas bajas del río parecen estar peor que nunca, manteniéndose por debajo de sus niveles normales desde principios del 2020 y con pronósticos poco alentadores para lo que queda del año.
De características extraordinarias por su "magnitud y persistencia", la bajante fue calificada como el estiaje "más largo de la historia" (desde 1884) y "seguirá siendo motivo de especial monitoreo", advirtieron desde el Instituto Nacional del Agua (INA).
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El caudal del río continúa disminuyendo en varios puertos de Entre Ríos y del resto de la cuenca desde mediados de junio, provocando cambios en la vida ambiental, económica, productiva y social.
Si bien podrían registrarse lapsos con una recuperación "acotada y efímera", hasta al menos el 31 de octubre del 2022 no se espera un "rápido retorno a la normalidad; con probabilidad de extenderse durante el último bimestre del año".