España, Italia y una serie de países de Asia registraron en los últimos años un notable descenso en la tasa de natalidad, en algunos casos con mínimos históricos, aunque varios e ellos, como China o Japón, ensayan estrategias para revertir una tendencia que tiene consecuencias en el ámbito económico.
El crecimiento de la población cayó en 2020 por debajo del 1% anual por primera vez desde 1950, según el último informe de la ONU, que estimó que el planeta albergaría a 8.000 millones de personas en noviembre próximo.
En la actualidad, dos tercios de los 7.753 millones de habitantes que hay en el mundo viven en un país donde la tasa de fecundidad es inferior a 2,1 nacimientos por mujer, cifra que garantiza el reemplazo de la población que va falleciendo.
Este escenario plantea un desafío diferente al del siglo pasado, cuando las naciones se preguntaban cómo lidiar con el boom de las tasas de natalidad y crecimiento. Ahora, buscan alternativas para superar -al menos- el umbral de 1,5, que supone el inicio de un problema de sostenibilidad económica.