El término poliamor significa tener más de una relación íntima, simultánea, amorosa y sexual con el pleno conocimiento y consentimiento de todos las personas involucradas. Un tipo de vínculo que es cada vez más frecuente en la actualidad.

“La sociedad actual es pluralista, conviven personas con diferentes concepciones sobre la pareja y podría pensarse que los diferentes patrones de relación o matrimonio responden al desarrollo de la sociedad y los distintos estilos de vida” expuso en una entrevista con ConBienestar el sexólogo Ricardo Perez Rivera (MN: 87924).

El formato rígido de matrimonio está en crisis. En Buenos Aires cada vez se casan menos personas y se divorcian aproximadamente la mitad de las uniones matrimoniales. Las separaciones son una tendencia que se sostiene en el tiempo, desde el año 2004 el porcentaje de divorcios es de alrededor del 50% con un pico significativo entre 2015 y 2017, momento en el que entró en vigencia del nuevo Código Civil donde se estableció que no hacía falta el acuerdo entre ambas partes para separarse.

Consultado por este fenómeno, Perez Rivera indicó: “Hay que tener en cuenta que actualmente se seduce en serie. Las personas chatean por distintas redes sociales a la vez, o por una red con más de una persona al mismo tiempo. A esto tenés que sumarle que la incidencia de la infidelidad va en aumento. Los chicos tienen un formato de relación muy dinámico, donde hay una preferencia emocional pero no exclusividad sexual. O sea que se parte con una estructura más flexible y dinámica desde los primeros vínculos amorosos. Lo importante no es cuanto dure la relación de pareja, sino que sea satisfactoria para todas las partes mientras dure”.

Cecilia Figlioli mantuvo una relación monógama con Pablo por seis años hasta que empezaron a plantearse un vínculo poliamoroso. “Casi que fue una decisión tomada a medida que la fuimos transitando. No hubo una charla de apertura de pareja, ni un día en que me haya declarado poliamorosa. De hecho, hace ocho años nadie hablaba de esto, por lo tanto las etiquetas que hoy conocemos no se usaban. Todo fue siguiendo el curso de lo que nos íbamos preguntando y cuestionando. Con Pablo siempre fuimos muy amigos y, dentro de esa lógica amistosa, teníamos conversaciones, complicidades y ganas de conocer otros mundos en conjunto. Asimismo tener un amigo como Seba, con quien hoy convivimos, es parte de esa lógica de amistad. No sé si se nos hubiesen presentado tantas cuestiones si antes no hubiésemos sido tan amigos los tres”, explicó a este medio.

No existe un manual de las relaciones abiertas, sino que cada persona llega a acuerdos y consensos con quienes que se vincula.

“No se puede planificar qué te va a pasar con todo eso y cómo lo vas a resolver, si te vas a enamorar o no, si vas a tener una historia fugaz o si vas a compartir solo las salidas. Sin embargo hay un acuerdo que nunca puede romperse que es que todas las partes tengan el conocimiento de la situación y den su consentimiento. No vale decir ‘me siento poliamoroso y salgo con otra gente, pero mi pareja no lo sabe’, eso es ser infiel. Mucha gente también usa reglas como ‘salí con quién quieras pero no me lo cuentes’ o ‘no vale que te enamore’, que son acuerdos que muchas personas hacen para sentir un poco de seguridad pero según mi criterio valen solo de muletas para un rato, porque los afectos no pueden ser ‘reglados’. A mi entender las principales reglas son el respeto por las decisiones de la otra persona y la honestidad”, puntualizó Cecilia, quien forma parte de la organización Relaciones Abiertas.

Para el sexólogo, también deben primar la honestidad y la comunicación abierta entre todas las partes involucradas en una relación poliamorosa. “Es algo esencial en cualquier relación, así sea de dos a más personas. Todas las relaciones emocionales son inestables por definición, es algo inherente en los seres humanos. En una entre dos individuos no siempre hay coincidencias en cuanto a la intensidad de la misma, pero eso le imprime al vínculo de pareja una dinámica de adaptación permanente. Si la relación es de más de dos, estos procesos son iguales pero se pueden llegar a complejizar dado que podes estar mas cómodo con uno que con el otro, necesariamente hay que tener hablado y controlado el tema de los celos entre los miembros del vínculo poliamoroso”.

Y agregó: “Es más sencillo establecer las pautas desde un modelo teórico pero la realidad te muestra otra cosa. Lo correcto es el sistema que genere mayor satisfacción a los miembros del vínculo amoroso. Mi sugerencia es que las personas no se priven de la posibilidad de enamorarse por el temor a sufrir con la ruptura de la pareja o no sentirse correspondido. No existe droga en el mundo que genere las sensaciones que uno siente cuando está enamorado, soy un convencido que el otro es una excusa para poder sentir”, completó el sexólogo.

En ese marco, surge la frecuente pregunta de ¿cómo se puede mantener en el tiempo una relación de estas características?.

Perez Rivera consideró: "Esa es la pregunta que me hacen con mayor frecuencia, como si la duración de la pareja fuese uno de los principales objetivos de la misma. Hay artículos que sostienen que las parejas swinger están más satisfechas emocional y sexualmente que las convencionales. La clave está en la honestidad y la comunicación abierta entre todas las partes involucradas. Hoy se puede vivir plenamente la sexualidad sin dejar un reguero de gente herida emocionalmente por sentirse traicionados o engañados. Estamos saliendo del formato rígido de soltero o casado, hay un montón de estadios intermedios que nos permiten ser sinceros al momento de comprometernos”.

Por su parte, Cecilia sostuvo: “No sé si las parejas debieran durar toda la vida y si eso es como un ‘valor agregado’. Claramente ‘hasta que la muerte nos separe’ es valorado porque aprendimos a amarnos en la lógica de la monogamia donde el para toda la vida se sostenía hasta en la crueldad. Yo creo que todas las relaciones afectivas debieran ser serias, comprometidas pero no todas deben ser a largo plazo, no deben durar para toda la vida si todas las partes no lo quieren así, pero más o menos tiempo de duración no las debieran convertir en más o menos serias o respetuosas. Así que creo que las relaciones abiertas pueden durar toda la vida y la monogamia sólo un rato, o al revés. Yo en particular pienso en largo plazo, para mí, construir una relación demanda tiempo, conocerte en diferentes situaciones, bancarte los trapos cuando todo está mal, y creo que pasar por todas estas cosas te fortalece a vos y al conjunto”.