Dejan paso a seis estaciones policiales que relevarán a las 32 seccionales de la ciudad. Las tareas las absorben los centros de denuncia y la central 911.

Una tercera parte de las comisarías históricas de Rosario quedaron ya fuera de funcionamiento. Esto como resultado del Plan de Refuncionalización del Sistema de Comisarías. Este programa iniciado en 2016, implica un profundo cambio en el modelo de gestión de la seguridad pública. Tiene como finalidad reemplazar las viejas seccionales por seis estaciones policiales en la ciudad. Una por distrito municipal. A la que se le agregará otra más en Villa Gobernador Gálvez. De las ocho comisarías del área central de la ciudad hoy sólo queda la mitad y hacia fin de año, según lo planificado, ya no quedará ninguna.

La salida de escena de las seccionales policiales de Rosario genera, a tres años de la formulación del proyecto, situaciones de incertidumbre. La pregunta más repetida hacia las autoridades es cómo en una ciudad donde el delito aparece entre las principales preocupaciones las comisarías dejan de funcionar. Desde el Ministerio de Seguridad responden que las comisarías que cierran ahora hace mucho tiempo que no daban respuestas a la comunidad. Y que eso era señalado por los propios vecinos a quienes no les tomaban denuncias o impulsaban a no hacerlas. O no les atendían el teléfono ni les mandaban los patrulleros que requerían.

Funciones

Las estaciones policiales o comisarías distritales son anunciadas por el gobierno como una herramienta para dar coherencia al servicio territorial de seguridad. Esto en la prevención policial, con un despliegue más racional de los 5.500 efectivos destacados en la ciudad. Todo en base a la información criminal que a partir de las denuncias y llamados al 911 llegan a la central operativa OJO ubicada en la sede de Gobernación.

Las comisarías que están desapareciendo prestaban centralmente tres servicios. Tomar denuncias, asignar móviles ante incidentes en su jurisdicción y alojar a las personas detenidas en los arrestos que operaban. Hoy ninguna de estas tres funciones se prestan en la comisaría.

El secretario de Seguridad de la provincia, Omar Pereira, afirma que cada distrito tiene ya uno o más centros territoriales de denuncias (CTD). Oficinas donde a partir de 2015 los interesados reportan los delitos o faltas. Los pedidos de móviles o intervención policial hoy se realizan exclusivamente a la central 911. Esta canaliza las órdenes de servicio. Y finalmente todos los detenidos fueron saliendo del control de comisarías hacia dependencias penitenciarias.

"El esquema es simple. El vecino que tiene un problema, advierte un delito o requiere un patrullero llama al 911. El que necesite denunciar va al CTD", dice Luciano Durand, director de Coordinación de Gestión del Ministerio de Seguridad. Para los encargados de monitorear el sistema ese cambio cultural en la ciudadanía ya parece estar ocurriendo si se examina la actividad del 911. En marzo pasado la central, que funciona las 24 horas, tuvo un promedio que osciló entre 4.204 llamados los días lunes hasta 4.773,2 los días sábados. Eso indica, según los encargados del seguimiento, la existencia de un hábito comunitario.

"La comisaría como tal —afirma Durand— dejó de tener importancia. Antes el comisario decía por qué lugares iba el móvil. Ahora eso lo dispone una central a partir de lo que indica la central operativa OJO con la base de datos del 911. Con el esquema de cuadrícula que divide la ciudad en 91 cuadrantes hay un móvil por cuadrante. El móvil patrulla ese cuadrante y su labor es verificada desde el OJO por el GPS que tiene el patrullero. Es cierto que en casos pueden darse demoras. Pero la idea de liberar la zona, que tiene mucho arraigo, no puede funcionar. Porque el control de la zona ya no la tiene un comisario sino una central. Que no tiene ninguna relación con los que van en el patrullero".

Demanda

El plan de refuncionalización implica una división funcional y operativa que corresponde a la lógica de distrito. Así como hoy los vecinos hacen trámites municipales en los centros de distrito. Desde la cartera de Seguridad señalan que esa misma lógica se impondrá con la demanda de servicios policiales.

Cada distrito tiene una estación policial, que concentra todas las actividades de planificación en la zona y de atención de la ciudadanía. También un punto de ingreso, que es el espacio donde se reciben y registran los procedimientos policiales. O donde llegan las personas detenidas. Allí habrá una oficina para la Fiscalía, la Defensoría y personal médico. El detenido se quedará allí por menos de 24 horas hasta la audiencia. Si un juez lo libera, se marcha. Si lo deja preso, va a una plaza carcelaria.

Cada distrito también tiene al menos un CTD y las llamadas Unidad de Proximidad Policial, que son módulos móviles ubicados en sectores considerados vitales en los distritos, con el fin de ocupar mejor el territorio.

Cerradas

Hay comisarías históricas que no están más. Sus instalaciones que son propiedad de la provincia se destinaron a otros fines. Y las que funcionaban en inmuebles alquilados están siendo devueltas a sus dueños. Una tercera parte de las de la ciudad de Rosario ya cesaron.

La comisaría 1ª (Juan Manuel de Rosas 1300) es hoy la base operativa de la Brigada de Orden Urbano (BOU) que tiene funciones más desplegadas en la ciudad. La comisaría 2ª (Paraguay 1200), que sigue funcionando, está en prueba piloto para punto de ingreso del Distrito Centro. La 3ª (Dorrego al 100) será la sede del Organismo de Investigaciones que trabaja para las fiscalías. También dejó de funcionar allí la ex Drogas Peligrosas.

La comisaría 4ª (La Paz 450), donde también había dos módulos de detención de mujeres, es ahora base de la Policía Comunitaria en Rosario. La 5ª (Italia 2100) será punto de ingreso del Distrito Centro. La 6ª (San Luis 3200) es asiento de Trata de Personas y de Inteligencia de Drogas Peligrosas y Policía de Investigaciones. La 11ª de Tablada (Lamadrid 200 bis) es una base de la Policía de Acción Táctica (PAT). En la 13ª (San Nicolás 2000) se estableció la Unidad de Protección de Testigos. La 33ª, de zona sudoeste, dejó de funcionar por los problemas edilicios del inmueble alquilado. También por una situación de infraestructura dejó de funcionar la 34ª de barrio Rucci.

Las estaciones policiales tienen tres pilares fundamentales. El primero es que la planificación y el despliegue operativo se hacen desde allí. "El personal ya no va a tomar servicio a Cuerpos, Orden Público, a la rampa del Comando, a Motorizada o a la vieja comisaría sino a la estación", dice Esteban Santantino, director de Planificación Estratégica de Seguridad.

Un segundo pilar es que el vecino tiene un referente claro que es el jefe de estación, que cuenta con infraestructura y recursos para dar respuesta. "No tiene ya que acudir a Comando Radioeléctrico o a Cuerpos porque los móviles los tiene en los cuadrantes que conforman sus distritos. Esto es acercar la toma de decisiones al distrito", dice Santantino.

El tercer punto tiene que ver con el bienestar policial. "Hay un vestuario, una armería, un auditorio donde se prepara el servicio que se llama academia, un gimnasio y un sector de dormitorios para el personal que no es de Rosario. Si uno analiza lo que son las comisarías históricas entiende el contraste", indica el funcionario.

Durand define así este programa. "La estación policial es donde el policía toma el servicio y va a trabajar. El punto de ingreso es donde va el detenido y está en otra zona. ¿Cuál es el objetivo? Que el policía esté en la calle".

La gran incógnita de esta transición es su viabilidad en el proceso político. Este plan que se puso en marcha no terminará con la actual administración sino que se programó para finalizar en 2020. Al gobernador que se elija en junio le tocará decidir el destino de este esquema.