Luego de un año de espera, el hermano de Santiago Maldonado relatará cómo los espiaban y perseguían desde Gendarmería.

La justicia federal convocó a Sergio Maldonado como testigo en la causa que investiga el espionaje ilegal del que fue víctima junto con su familia y allegados a su hermano Santiago. Este, desapareció en territorio mapuche de Cushamen el 1 de agosto de 2017, y apareció muerto en el río Chubut dos meses y medio más tarde.

En octubre de ese año se realizó una presentación, que recayó en el juzgado de Daniel Rafecas. Denunciaba el seguimiento e inteligencia ilegal de miembros de Gendarmería sobre Maldonado y su compañera Andrea Antico. También sobre querellantes de la APDH de la región patagónica, integrantes del CeProDH (Centro de Profesionales por los Derechos Humanos). Y miembros de la red de apoyo a las comunidades originarias, mientras buscaban a Santiago. “Tras un año en que fue llegando material desde el sur, para cotejar lo que nosotros presentamos en nuestra denuncia sobre el espionaje del Centro de Reunión de Información de Gendarmería (CRI), logramos que sea citado Maldonado por las situaciones que vivió”, dijo el abogado Matías Aufieri.

También fue citada Alejandrina Barry y el propio Aufieri. Esto porque las actividades en Esquel de miembros del Ceprodh han sido “notoriamente sometidas a seguimiento junto a organismos denunciantes de la desaparición forzada de Santiago. Sobre Barry ocurrió mientras aguardaba la realización de un rastrillaje en Cushamen. Y similares tareas percibimos otros miembros, en restaurantes y en estaciones de servicio, siendo fotografiados desde celulares por personal de civil”, dice la denuncia.

La causa

El gobierno intentó que la causa vaya al juzgado de Guido Otranto, pero la Cámara Federal determinó que debía hacerlo Rafecas. Maldonado declarará el 7 de mayo “para que se explaye sobre cada episodio que pudo ver o percibir respecto del delito denunciado”, explicó una fuente.

Sospechas

Esos hechos sucedieron mientras buscaba a su hermano y tuvieron ribetes de cine de terror. En su paso por Buenos Aires el 11 de agosto de 2017, escuchó al otro lado de su habitación en un hotel a alguien leyendo el discurso que había dado su esposa en Plaza de Mayo. Otro episodio que provocó angustia fueron las llamadas que recibieron todos sus amigos y contactos con supuesta información oficial sobre Santiago. Además, un mensaje de texto que la cuñada de Maldonado envió como pedido de ayuda a Juan Carr, de la Red Solidaria. A tres días de la desaparición de Santiago, apareció en el teléfono del comandante Fabián Méndez, a su vez reenviado a Pablo Noceti, jefe de Gabinete de la ministra Bullrich.

Rafecas tendrá que desentrañar cómo llegó un mensaje privado de Antico a estos funcionarios. Quienes además fueron parte del encubrimiento porque en declaraciones públicas afirmaban que Maldonado jamás había estado en Cushamen. Este es el territorio mapuche donde avanzó Gendarmería el 1º de agosto para reprimir una protesta de la que participaba Santiago por la liberación de Facundo Jones Huala.

Además, cada vez que los Maldonado iban a Esquel los demoraban en retenes. Y en una oportunidad que fueron a un hotel sin haber hecho reserva previa los estaba esperando el viceministro de Seguridad, Gerardo Milman. Como testigo de ese episodio está propuesta Nora Cortiñas.

Noticia

La noticia fue informada por la abogada Myriam Bregman, quien realizó la denuncia que dio origen a la causa. A la vez, patrocinada por Liliana Mazea y Matías Aufieri. “En una audiencia ante Martín Irurzun en la Cámara Federal, donde logramos que la causa continúe investigándose en Buenos Aires, nos acompañaron Sergio y Nora. Que expusieron algunas de las situaciones que vivieron mientras buscaban a Santiago”, recordó Aufieri.

Por su parte, Bregman agregó que “después de un año, conseguimos que Sergio sea citado para prestar ese importante testimonio en el juzgado de Rafecas. Porque fueron numerosas las situaciones en que fue seguido, espiado, y hostigado por el Estado”.

Sergio Maldonado había advertido la relación entre las escuchas telefónicas que sufrió mientras investigaban la desaparición de su hermano, autorizadas por el juez Otranto. Y el espionaje de Gendarmería y el Ministerio de Seguridad. Sin embargo, la validez de las escuchas fue cubierta legalmente por el fallo de los camaristas de Chubut. Y por lo tanto no forman parte de la investigación de Rafecas. “Los seguimientos a Sergio, la información que centralizó el CRI de Neuquén que le pasaban a Méndez, que lo siguieran a Julio Saquero, de la APDH, no fue autorizado por ningún juez”, apuntó Aufieri.