Algunos señalaron, aquella vez y hace diez años, que Colón sirvió de “dique” para el barrio Centenario y que si la tragedia no fue mayor para más gente, fue porque el club frenó en parte la arremetida voraz del Salado. Otros cargaron sobre sus recuerdos y para siempre aquella foto inolvidable de la cancha inundada y el agua llegando a la altura del travesaño de los arcos. Y otros pusieron a Colón, al club y a toda su gente, la que sufrió directamente y la que no lo sufrió también, como uno de los grandes perjudicados por aquel paso implacable de las aguas que tantas marcas dejó en la población santafesina.

Pero como lo fue a lo largo de toda su historia, Colón se levantó. Ese golpe de las aguas fue casi un golpe mortal; sin embargo, y tal como lo dicta esa historia llena de golpes “casi mortales” de los cuales se ha recuperado y emergió más fuerte y erguido que nunca, Colón se puso otra vez de pie y hoy, diez años más tarde, la institución está sólida, fuerte y expectante.