La intensa creciente del río Paraná en el norte del país (un ejemplo que pudo verse claramente es el desborde de las Cataratas del Iguazú) hace que los animales de esa zona busquen métodos para zafar del agua.
Uno de ellos son las víboras, especialistas en escabullirse y sobrevivir estos malos trances que le impone la naturaleza.
Por este motivo, muchas de ellas “abordan”las barcazas que provienen desde Paraguay y que transportan granos con destino a las terminales agroexportadoras del complejo sojero local.
Al arribar a los muelles, los animalistos tienden a buscar tierra firme, y es así como los estibadores y obreros aceiteros suelen toparse con diversos ejemplares.