Macri se reunió con ella esta semana, la primera vez que hablaban en persona desde la elección de Pichetto como candidato a vice , y le ofreció representar al país ante un organismo internacional.

 

Gabriela Michetti llegó a la Quinta de Olivos poco antes de las 17 hs. Era un día especial porque ese lunes era feriado. Mauricio Macri le había pedido reunirse a solas. Por la confianza que se tienen, la recibió en el living de la casa donde vive con su familia. No habían hablado en persona desde que el Presidente eligió a Miguel Angel Pichetto como su vice, después de 16 años de trabajar con Michetti como su compañera. "Quería saber si vos habías pensado qué te gustaría hacer. Yo pensé. Vos podés ocupar un rol importante en lo internacional, en la ONU, en la OEA", arrancó Macri.

Fue un ofrecimiento formal en medio de una conversación distendida, según fuentes de primera línea. Hablaron poco más de una hora.

Hubo una sola interrupción. Juliana Awada entró después de jugar al paddle, en cancha techada. Llovía. La primera dama y la vicepresidenta tienen una relación cercana. Después de los saludos, Awada subió a su cuarto y los dejó solos. "Me encantaría hacer una experiencia internacional, Mauricio. Pero antes tengo que arreglar toda la situación familiar con papá. (en referencia a su padre con Alzheimer). La verdad, ahora no puedo pensar en eso", respondió Michetti.

Macri le confesó que le preocupaba que le pidiera encabezar la lista de senadores, algo que ya le había ofrecido a Martín Lousteau. "Ni loca Mauricio, ya fui senadora, cómo te voy a pedir eso. En política, al menos yo creo eso, siempre hay que ir para adelante nunca para atrás, ese cargo ya lo ocupé", le aclaró.

Y después hubo un pedido especial que le hizo el Presidente: hacer campaña para Somos el Cambio en el interior del país. "Te vamos a necesitar en la campaña, Gaby", le dijo Macri, según la reconstrucción que hizo Infobae de esa charla. Y le pidió que siga el tema con Marcos Peña y Jaime Durán Barba. Ella le dijo que sí y que siempre iba a ayudar desde donde pudiera. Ya no había tensiones ni facturas pendientes. Ambos se quedaron con la certeza de que las cosas habían terminado de aclararse y que ahora las necesidades políticas los separaban.

Ayer Michetti partió a Laprida -donde viven sus padres-, como lo hace cada 15 días. Y empieza a recorrer sus últimos meses en el cargo. Todavía no analizó con el jefe de Gabinete cómo será su papel en la campaña. Será la primera vez que haga campaña en una elección en la que ella, después de 16 años, no es candidata a nada. Según confiaron la fuentes que mejor la conocen, se siente rara en estos días pero convencida que dentro de unos meses podrá definir su nueva vida, en caso de que Macri gane las elecciones, con su cargo como embajadora en la ONU o en la Unión Europea.

Al Presidente le aclaró de entrada que no quería ninguna embajada, una salida elegante que suelen elegir los presidente para quienes no les guardó lugar en su gobierno. En estos días no sólo hubo rosca política para las listas que se inscribieron anoche, también se prometían ministerios y cargos para los hipotéticos futuros.

Hace un par de meses Michetti estaba convencida de que iba a continuar como compañera de fórmula de Macri. Estaba segura, pese a que habían circulado varios nombres en su lugar: entre ellos los de la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y hasta de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. El propio Macri le daba señales concretas: le hablaba de lo que iban a hacer en 2020. Y tenía dos aliados, Marcos Peña y Jaime Durán Barba, quien sostenía en público y en privado que no había que cambiar lo que había funcionado bien.

Ante tantas versiones, la vicepresidenta encaró a Macri. "Mirá, Mauricio, que no sólo leo todas las operaciones, las veo y son de los nuestros. Yo no te pregunto nada para no enquilombarte más, pero sabé que si necesitás el lugar, por mí no hay problema. Y si querés que te acompañe, estoy", le dijo en su momento Michetti. Y el Presidente, según contó luego ella a sus íntimos, le había dicho que no se preocupara.

Hubo dos funcionarios que hablaron en ese momento con Michetti. Primero fue Marcos Peña, quien le habría aclarado que él no impulsaba otro candidato a vice de los nombres que circulaban. Después fue Bullrich. "Gabriela, quiero dejarte en claro que a mi me encanta mi ministerio, todo lo que estamos haciendo, y no quiero ser vice", le habría dicho la ministra de Seguridad después de una reunión de Gabinete. A Peña le creyó, a Bullrich no.

Pero pasaron las semanas, y el radicalismo empezó a presionar a para que el Gobierno abriera la fórmula y los espacios en las listas. Cristina Kirchner había lanzado a Alberto Fernández como candidato a presidente. Ahí se sumó desde el bajo perfil otro hombre más: Nicolás Caputo, otra vez muy cerca de Macri, le adelantó a Michetti que la UCR presionaba y la situación política para Macri era cada vez más complicada. Casi insostenible.