La caravana de muñecos, elaborados por grandes y chicos, partirá a las 18.30 desde la escuela Musto. La quema será en el parque Regional Sur.

Como cada 29 de junio, esta tarde los vecinos de barrio Saladillo vivirán la tradicional fogata de San Pedro y San Pablo. La caravana con los muñecos hechos por grandes y chicos arrancará, a las 18.30, desde las puertas de la escuela Musto (Sánchez de Bustamante 129). Y culminará en el parque Regional Sur que, si el tiempo acompaña, recibirá a una multitud de rosarinos para esta celebración del fuego, mezcla de fiesta pagana y religiosa.

Por la mañana y la tarde de ayer, alumnos de los talleres de arte de la escuela Musto participaron de una jornada para confeccionar sus muñecos, hechos con maderas, telas, cartones y papeles. Todos elementos reciclables que pueden quemarse sin generar contaminación.

En el patio interno de la escuela municipal de artes plásticas se podían ver ayer al mediodía las figuras que fabricaron los chicos y chicas con sus padres. Allí estaba el muñeco de cartón con antifaz y tiras naranjas en los brazos firmado por Benja, mamá y Bruno; la cabeza gigante y roja hecha por Sara; o la silueta con dientes afilados y piernas de cuero de Francisco. Mientras tanto, en una salita de la escuela Sofía de 6 años le daba los toques finales a una bella bailarina con vestidito rosa. Nadie se quiso perder la posibilidad de formar parte de esta fiesta.

Silvia Ferrari es docente en los talleres de la Musto y destaca que si bien hubo un acompañamiento en el trabajo de los chicos, la consigna para hacer los muñecos fue totalmente libre.

Por eso aparecieron desde bailarinas, caras que parecen sacadas de los cómics o simplemente cuerpos de cartón con furiosas cabelleras.

Coloridas creaciones que en pocas horas serán consumidas por el fuego, aunque algunos de los más chiquitos, tras ver su tarea terminada, optaron por salvarlos de las llamas y llevárselos a sus casas.

Daniel Andrino es director de la escuela Musto y habla con pasión de esta fiesta, que año tras año moviliza a toda la institución que alberga en sus talleres infantiles a cerca de 400 chicos, de 4 a 15 años, además de los espacios para unos 500 adultos. “Creo que la construcción del muñeco y la fogata lleva en una escuela de arte un aprendizaje que va más allá de la tradición. Porque ese muñeco que uno hace sabe que lo va a tirar al fuego y pierde la posesión de ese objeto, pero a cambio se obtiene una felicidad colectiva. Porque no siempre la belleza se puede poseer, sino que hay que saber percibirla. Y lo efímero deja rastros en esta fiesta del fuego”, reflexiona Andrino.

Con sus muñecos, banderas y estandartes, chicos y grandes concentrarán hoy, a las 18.30, en las puertas de la Musto.

Desde allí partirá la caravana alegre junto a la Murga Matadero Sur. En el camino se sumarán los vecinos y los integrantes de la Casa de la Cultura Arijón, todos con sus respectivos muñecos.

El destino final será el parque Regional Sur (Andes y Centenario), donde los espera una montaña de leña de unos 10 metros de diámetro.

Para las 19, está previsto el encendido de la fogata en la que serán arrojados los muñecos, combustible para el ritual del fuego.

Fiesta religiosa y pagana

Para los cristianos, el 29 de junio se conmemora el martirio de San Pedro (el primer Papa) y San Pablo apóstol. Ambos fueron ejecutados por orden del emperador Nerón, alrededor del año 67. Pero la fogata es una mixtura entre la tradición religiosa y una antigua fiesta pagana. “Las fiestas paganas siempre se vincularon con el fuego como purificador o como simbología de algo que uno quiere dejar o recibir, con el mensaje esperanzador de que se quema algo para que eso vuelva a cobrar un nuevo sentido”, cuenta el director de la escuela Musto, Daniel Andrino.

El director recuerda que la institución se sumó a este movida en el año 1990, impulsados por la iniciativa del actor y director de teatro Norberto Campos. Pero la fiesta es preexistente y se remonta a mucho tiempo atrás. Incluso recuerda que de chico él participaba de la fogata en su barrio, que se hacía en un club de la zona oeste.

“Las cuestiones populares —agrega Andrino— son importantes rescatarlas porque forman parte de un acerbo intangible. Y lo maravilloso que tiene es que ves al abuelo, al hijo y al nieto celebrando alrededor de la fogata”.