"Somos lo que comemos", dice una frase popular. Sucede que comer es mucho más que un placer y una necesidad: cada vez se difunde más la idea que la dieta y los hábitos alimenticios son un factor de salud pública que puede ayudar a prevenir numerosas enfermedades, desde muchos tipos de cáncer hasta la diabetes.

La relación con el cáncer

Los malos hábitos constituyen factores de riesgo y pueden predisponer a que una persona lo desarrolle. No sólo una mala alimentación y el consecuente aumento de peso y obesidad están relacionados al cáncer, sino también el consumo de alcohol, la falta de actividad física, la exposición inapropiada al sol, el tabaquismo, el estrés, entre muchos otros agentes.

Cáncer: qué alimentos son "protectores" y cuáles son nocivos

"Estos factores producen un estado de inflamación crónica en el cuerpo, que con el tiempo pueden predisponer al cáncer y a otras enfermedades", dice a ConBienestar el licenciado Diego Querze (MN 7949), Jefe de Nutrición en Enfermedades Neurológicas de Fleni.

Hay dietas que podrían complicar en algunos casos el curso de le enfermedad

Se puede disminuir la probabilidad de tener cáncer modificando el estilo de vida. Existe un cambio de paradigma sobre la visión de la medicina, que encara no sólo lo físico y la propia enfermedad, sino también la esfera psico-espiritual y social. "Esta nueva visión más amplia, llamada Oncología Integrativa, estimula y fomenta los cambios de hábito, hacia una vida más saludable, con el fin de prevenir el cáncer", detalla Querze.

Los alimentos anti cáncer

"No existe evidencia científica sobre dietas que puedan asegurarnos que no vamos a desarrollar la enfermedad. Los mecanismos por el cual se genera el cáncer son múltiples, no sólo los malos hábitos", asegura el licenciado.

Un peso saludable y la actividad física, son factores que pueden contribuir a una mayor supervivencia, pero solo está probado en el cáncer de mama. Las dietas más “famosas” para el cáncer como la “dieta alcalina”, la “dieta cetogénica”, la “dieta macrobiótica”, el “régimen Gerson” o el “régimen Kelley-González” no cuentan con una sola prueba científica de utilidad. "Incluso podrían complicar en algunos casos el curso de le enfermedad", agrega el nutricionista Querze.

En conclusión

El licenciado Diego Querze nos asegura que las recomendaciones nutricionales como seguir una dieta saludable, con disminución del consumo de grasas y de alimentos procesados, aumento del consumo de frutas y verduras, granos integrales, productos lácteos descremados, y aumentar el consumo de carnes de pescado a nuestra dieta diaria, ayudan a la prevención de la enfermedad pero no es lo único determinante.