A principios de junio comenzó esta entrañable historia: un comerciante de la ciudad de Santa Fe colocó en la puerta de su negocio (dedicado a la venta de indumentaria) un baúl que rescató de sus abuelos y lo convirtió en un guardarropa solidario.
Con el correr de los días, se corrió la voz, la iniciativa llegó a los medios (incluso a nivel nacional) y desde entonces es incesante el desfile de gente que pasa y retira y también aquellos que dejan una prenda en épocas de jornadas heladas.
Así lo reconoció este miércoles el propio comerciante, “sigo recibiendo y también le insisto a todo el mundo para que me busque ropa así lo podemos mantener lleno todo el invierno. Lo lleno dos veces por días todos los días”, comenzó Maximiliano.
Consultado sobre cómo es la recepción de quienes se llevan alguna prenda, contestó: “Hay historias todos los días, es una cosa extraordinaria que te llena el alma; desde gente que viene y me deja ropa en bolsas de comercios conocidos de Santa Fe con etiquetas (osea recién comprada); gente que pasó a felicitarme por la iniciativa hasta poniéndose a llorar aduciendo emocionarse porque son gestos que ya no se ven”.
Otra anécdota que expone Maximiliano es con “una chica con capacidades diferentes que viene casi todos los días a retirar y me llama para que salga afuera, me abraza me dice te quiero y demás”. “Después la gente que realmente necesita siempre que saca del baúl viene, me agradece y me bendice”, agregó