Así lo reveló la presidenta de la Confederación Farmacéutica Argentina. En tanto, las obras sociales y prepagas tardan 90 días en pagarle a farmacias.

 

Las ventas de medicamentos recetados cayeron 8% en abril último con relación al mismo mes del 2018, y la actividad de las farmacias se encuentra en "estado crítico", advirtió este jueves la presidenta de la Confederación Farmacéutica Argentina, Isabel Reynoso.

No obstante, Reynoso dijo que por ahora las farmacias resisten ajustando costos y hasta "vendiendo al fiado", pero "no hay cierres masivos" de locales. Señaló que el sector atraviesa una "situación crítica debido al contexto económico en el país, y porque además tenemos que pagar los medicamentos para abastecernos en un plazo de quince días y las obras sociales nos pagan el reembolso en 60 o 90 días".

"Así es muy difícil sostener la actividad, porque además no nos podemos financiar, ya que es imposible con las tasas de interés actuales", explicó en una entrevista.

Además, dijo que a este escenario complejo se deben agregar los "aportes y bonificaciones que hacen las farmacias, que tornan la situación muy delicada, y la rentabilidad es muy poca y se achica cada vez más".

Aclaró que "pese a esta situación crítica no se han producido cierres de farmacias, como se está difundiendo, sino que por el contrario se están abriendo más, porque los colegios locales tienen planes de ayuda para abrir nuevos establecimientos donde hacen falta".

Por otro lado, explicó que las caídas en las ventas "tienen que ver más con la situación del país que con los precios, porque aquel que perdió su trabajo o debió renunciar a la prepaga deja de comprar los medicamentos porque no los puede pagar, porque se les cae la cobertura en medicamentos".

Reynoso señaló que "en muchos establecimientos del interior del país y en las farmacias de barrio la gente, al no poder acceder al medicamento, pide la venta por tabletas, ya que se puede vender fraccionado, no por unidad, porque en ellas figura el vencimiento".

"Mas allá del precio, la gente accede al medicamento por la cobertura social que tiene y al dejar de tenerla, comprar un medicamento sin los descuentos es un impacto altísimo para el bolsillo".

Por último, sostuvo que "para un jubilado, que tienen una canasta valorada en 30 mil pesos mensuales incluyendo el medicamento, muchos no cobran ese importe y se les hace difícil la compra del remedio que necesitan".