Juan fue víctima de los aprietes a raíz de que su hija sacó varios préstamos sin que él estuviera al tanto. Terminó pagando $290.000 en total. Canceló todas sus deudas pero antes vivió un calvario.

La historia de Juan es muy particular y se remonta a dos años atrás. Para ayudar económicamente a su hija y nietos, el hombre le instaló un comercio de venta de productos de limpieza. Juan es remisero y comenzó a llamarle la atención la cantidad de personas que a diario llegaban en moto al comercio, hablaban con su hija y se retiraban. Al interrogarla al respecto, su hija le contestaba con evasivas y mentiras hasta que un día siguió a uno de ellos y supo la verdad: su hija había contraído varias deudas y a diario debía abonar cuotas siderales.

El entrevistado contó que uno de los prestamistas le dijo que su hija había tomado un préstamo de $7.000. “Cuando empiezo a investigar, había sacado más de 5 préstamos de diferentes valores, $20.000, $10.000, etc”, aseguró en la entrevista.

Juan aclaró que iba progresivamente sacando créditos de diferentes valores y el problema se presentó cuando devolvía cuotas diarias de $2.000 en un negocio que tiente un ingreso diario por día de $500. Fue allí que el hombre decidió cerrar el comercio, mandó a su hija con sus nietos de familiares y Córdoba y enfrentó el problema. Tuvo que comenzar a vender bienes personales para pagar la deuda que en ese momento ascendía a $290.000.

“Con una plata que tenía guardada pagué $18.000 en el día, entregué mi auto y vendí la licencia del remís, a esa plata también la entregué a los prestamistas”, recordó.

Juan se sintió amenazado durante mucho tiempo por los cobradores que llegaban hasta su casa a cualquier hora e inclusive por la madrugada. Le golpeaban puerta y ventanas, y tocaban picaportes. A los que llegaban durante el día, los atendía, no así a aquellos que lo visitaban por las noches o madrugada porque temía por su integridad y la de su esposa.

“Mi señora me ayudaba a esconderme, nos escondíamos en el baño, si te baleaban la casa por lo menos no llegaba el disparo hasta el baño,” relató Juan.

Por último, el hombre aclaró que pagó por completo las deudas y que no volvió a ser molestado ni intimidado por cobradores.

Dónde denunciar

Los casos de prestamistas ilegales se pueden denunciar ante la Fiscalía de Delitos Complejos, ubicada en General López y Saavedra, de la ciudad de Santa Fe,  desde las 8 y hasta las 17.