En la víspera del primer juicio oral por abusos sexuales en el Instituto Próvolo de Mendoza, la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico elaboró un protocolo con once recomendaciones para víctimas que denuncien a sacerdotes en sede canónica —además de la judicial— “a fin de preservar su integridad” evitando su “revictimización y manipulación” por parte de integrantes de la Iglesia.

Entre las principales medidas propuestas se encuentran la de “denunciar lo más pronto posible ante la policía o fiscalías” y, en caso de que se decida recurrir a la autoridad eclesiástica, “que sea después de que tomen conocimiento (del delito) el mecanismo judicial estatal, el único que le va garantizar imparcialidad y las garantías constitucionales”.

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El asesor legal de la Red, Carlos Lombardi, aseguró que el protocolo “es una respuesta a las normas, guías y acciones” impulsadas por Papa Francisco y los obispos para combatir los casos pederastía en el seno de la Iglesia, los cuales “no hacen otra cosa que revictimizar” a los niños abusados, porque “están están destinadas a blindar la institución”.

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El protocolo fue lanzado en coincidencia con el inicio del primer juicio por el caso Próvolo y obedece, además, a la presunción de que “más personas se animarán a denunciar a partir de la visibilización de la problemática. Sugerimos cómo proceder frente a la la autoridad eclesial”, destacó el letrado.

Las 11 recomendaciones:

1. Aún comprendiendo lo difícil que es hablar de un tema como éste, cuando la persona se sienta en condiciones recomendamos comunicar el hecho padecido a las personas de su confianza.

2. Denunciar lo más pronto posible ante la autoridad pública, policía y/o fiscalías cercanas al domicilio de la víctima, o del lugar del hecho. En el caso de que las víctimas fueran mujeres, niñas, niños o adolescentes, exigir el cumplimiento de la ley 26.485 en sede eclesiástica.

3. Si se decide recurrir a la autoridad eclesiástica, que sea después de que tomen conocimiento funcionarios públicos.

4. Evitar brindar datos personales y sensibles a la autoridad eclesiástica. No hacerlo NUNCA ya que es habitual que quienes abusan los utilicen en su defensa.

5. No responder ninguna encuesta que simule ayuda, imparcialidad, o pedido de datos objetivos.

6. No firmar nada.

7. Jamás entrar solx a ningún tipo de entrevista cuando el motivo de la misma sea el abuso sufrido.

8. Si la víctima fuera citada a un organismo eclesiástico, no concurrir solx. Hacerlo siempre acompañadx por una persona de confianza.

Es importantísimo exigir una copia por escrito de lo que se hable. Cuidar de que esta sea firmada por funcionario eclesiástico.

9. Evitar suministrar a sacerdote, obispo o funcionario clerical, información relativa a los pasos legales que se darán. Medida muy importante ya que la iglesia, fingiendo dolor y cercanía, utiliza esta vía para obtener información y preparar su propia defensa.

10. No dejarse engañar por la promesa del resarcimiento económico dentro del procedimiento canónico. Dicho procedimiento se inicia para investigar al abusador y constituye el principal eje donde engarza el sistema de encubrimiento que mantiene aún vigente la iglesia católica.

11. La regla de oro a aplicar para discernir si la iglesia católica está actuando legalmente es verificar que esté aplicando en sus organismos las convenciones internacionales sobre derechos humanos con la colaboración de profesionales independientes especializados en esta área.