Hace un año y medio que por cada local que cierra, abre uno nuevo. Los comercios de este rubro son en total 470 en toda la ciudad.

La crisis que afecta a casi todos los rubros de la actividad económica todavía no hizo mella entre las farmacias. Es que en el último año y medio, por cada farmacia que cerró, abrió otra nueva, en una ciudad que tiene un total de 470 en todo su territorio. "Durante este año hubo 6 aperturas y 6 cierres. El año pasado tuvo números similares", explica Cándido Santa Cruz, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Rosario.

"A pesar de la crisis, tenemos igual cantidad de aperturas que cierres, también se dan algunas transferencias, es decir ventas", señala. A la hora de atribuir las causas, cree que son varios los factores que inciden: "No sé si porque la farmacia es un comercio redituable o porque la gente tiene el coraje de abrir", dice en tono jocoso.

También apunta que desde febrero a la fecha el Colegio recibió "muchos pedidos de matriculación de chicos jóvenes", lo que significa que una importante cantidad de estudiantes de la Licenciatura en Farmacia logra terminar la carrera y recibirse. Santa Cruz afirma que esto se debe a una cuestión de camadas: "Hay años que es muy pobre la cantidad de egresados, y otros como el corriente en los que el número es grande. Hace dos años que viene creciendo".

Los datos duros indican que en 2018 hubo 69 matriculados. En tanto, en poco más de siete meses de 2019 ya son 45 los nuevos farmacéuticos, sobre un padrón total de 1864. "Hoy hay demanda de farmacéuticos para trabajar en locales ya establecidos. La farmacia no puede estar abierta si no hay un profesional entre el personal que atiende. Eso hace que incorporen gente", cuenta Santa Cruz.

De hecho, el titular del Colegio afirma que no solamente están teniendo demanda las farmacias, sino la industria de productos médicos, que es "todo lo que sea venta de muletas y ortopedia, algodones, alcohol, sondas, gasa, estirilizables, jeringas o agujas". Los profesionales, que deben estar siempre matriculados, pueden desempeñarse "en una empresa que los fabrique, o los importe y los venda, realizando los controles de los artículos". En ese sentido, Santa Cruz asegura que "hoy el campo de acción de un farmacéutico es más amplio y tiene una buena demanda, quizás uno de los pocos junto a los programadores".

Efectivamente, desde la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) confirman este dato. "Estamos teniendo mayor llegada de los estudiantes a los ciclos superiores, y por ende de graduados, por políticas que implementó la Facultad para fomentar la permanencia en las carreras", dijo el decano Andrés Sciara.

Repasando los últimos cinco años, los graduados pasaron de 53 en 2014 a 84 en 2015, 79 en 2016, 63 en 2017 y otro pico de 83 en 2018. Sciaria sostiene que lograron una mayor tasa de graduación que la histórica, a través de diferentes programas de apoyo: "Se empezaron a implementar tutorías de diferente rango, en especial las de egreso. Hay un acompañamiento al graduado, que es el grupo que tenemos más alejado en la facultad, en la última etapa para lograr la inserción en el medio laboral". Además, indicó que la Facultad "cuenta con un área de pedagogía e implementa de hace años programas de formación docente que colabora en la retención de estudiantes".

Otro tema es que, a pesar de la crisis, que en la mayoría de las unidades académicas se refleja en una disminución de matrícula, en las carreras de Bioquímica y Farmacia ha aumentado la cantidad de estudiantes. "En la carrera de Farmacia el ingreso se ha mantenido y han aumentado en Bioquímica el último año", apunta el decano.

Aún de pie

Respecto de la resistencia de las farmacias al golpe de la debacle económica, Santa Cruz analiza que puede deberse a que "las farmacias están adaptándose constantemente, porque de forma cotidiana te imponen cambios muchos actores que intervienen en la comercialización del medicamento, desde especialistas médicos hasta la seguridad social".

Entre los ejemplos, cita a las obras sociales: "Tanto grandes y pequeñas, sindicales y prepagas, ya que todo el mundo trata de ajustarse para acomodarse al contexto". "Las obras sociales están todas comprometidas, porque tienen que apretarse entre la prestación y el medicamento que deben brindarle al afiliado y el costo de los mismos", asegura el presidente del Colegio.

La cantidad de recetas que registra la entidad que preside, sin embargo, es estable: "No baja ni sube, aunque sí notamos que en la compra por mostrador (particular) la gente consulta más los costos y pide medicamentos más baratos, aunque no tanto como pasó en otras crisis". Es que, caras o baratas, las personas no pueden prescindir totalmente de comprar medicinas. En un contexto de ajuste permanente de las economías domésticas, el de los remedios es el último rubro que se toca.