Crece el temor de los inversores y economistas sobre las posibilidades de afrontar vencimientos con el nivel actual de las reservas.

Ayer fue otro día negro en el mercado local. El dólar subió 2,51 por ciento pese a que el Banco Central vendió u$s 302 millones de las reservas para contenerlo y la Bolsa desbarrancó casi 5 por ciento. La liquidación de bonos de la deuda, una constante de los últimos meses, se aceleró y disparó el riesgo país al nivel más alto de los últimos 11 años. La cifra: 2.001 puntos. El foco de la preocupación es la capacidad de pago de la deuda. Frente a vencimientos con el sector privado por un mínimo de u$s 15 mil millones para fin de año, y en medio de una creciente dolarización de carteras, el gobierno necesita que el Fondo Monetario Internacional (FMI) efectivice el desembolso previsto de u$s 5.400 millones, para cumplir sus compromisos. Y el organismo no dio señales claras sobre su disposición a realizar esa transferencia.

Reunión con el FMI

En la fase aguda de la crisis iniciada en abril de 2018, el argumento oficialista para explicar el nuevo derrumbe fue la tensa reunión que mantuvieron el lunes por la noche los enviados del FMI con el candidato a presidente del Frente de Todos, Alberto Fernández. Durante el encuentro, los enviados del organismo presionaron sin éxito al dirigente opositor para involucrarlo en una renegociación del programa que acordaron el año pasado con el presidente Mauricio Macri. Argumentaron el temor a un "vacío de poder" luego del resultado de las elecciones primarias.

Aunque voceros del Fondo desmintieron que se hubieran expresado exactamente en esos términos, fuentes del principal espacio opositor ratificaron lo que escucharon. Como sea, mediante un duro comunicado, el equipo de Alberto Fernández recordó que Macri y el organismo deben tomar las medidas para evitar la "catástrofe social" generada por la política económica.

Tanto las dudas de los enviados del FMI sobre el poder de Macri como la negativa del candidato opositor a firmar acuerdos como si fuera presidente electo, alimentaron el temor sobre la suerte el desembolso de u$s 5.400 millones.

Este es el punto clave. Los inversores entienden, ya desde antes de las Paso, que si el Fondo le suelta la mano al gobierno, éste se fumará las reservas, sin evitar un nuevo salto devaluatorio y, sin despejar las dudas sobre un incumplimiento de las abultadas deudas que enfrenta el Ejecutivo en el corto plazo. Esto es porque desde hace casi dos años el gobierno no tiene acceso al mercado de crédito privado voluntario.

La firma Consultatio, de Eduardo Constantini, explicó: "La perspectiva de falta de acceso a financiamiento voluntario por tiempo prolongado plantea que la posibilidad de atender a los pagos de deuda en los próximos años sea de cumplimiento imposible en los términos en los que está pactada por lo cual un programa de canje de deuda luce inevitable", destacó. Y subrayó que ese escenario "está descontado" el precio actual de los bonos.

Incertidumbre

"Hay mucha incertidumbre respecto del Fondo, y también genera cierto temor que, para controlar el tipo de cambio, el BCRA está usando reservas, y tenga menos dinero disponible para afrontar futuros compromisos", remarcó Pablo Castagna, de Balanz Capital.

El "mercado" sigue con máxima atención tres variables críticas: la tasa de renovación de la deuda del Tesoro (Letes, Lecaps y Lecer), la decisión que tome el FMI y la dinámica de las reservas del BCRA.

De acá a diciembre el Tesoro debe enfrentar vencimientos de letras y bonos de corto plazo por un valor no menor a u$s 15 mil millones. Las consultoras prevén menor capacidad de "patear" estos compromisos. Estiman que, sin la plata del Fondo, será difícil cumplir.

Consultora

La consultora E & R explicó que "hay un BCRA quebrado que asegura más devaluación y riesgo de hiperinflación". Y que, con los mercados cerrados y el financiamiento del FMI consumido en más de un 75 por ciento,"el programa financiero 2020-2023 luce muy difícil de financiar". Así, emerge "el riesgo de default".

Estas preocupaciones dominan a los tenedores de bonos. "Todo es vendedor, el descrédito aumenta y se refleja en un nuevo salto del riesgo país", dijo un agente de la banca privada extranjera.