Hace cuarenta años se realizó el primer trasplante de corazón exitoso y en la conferencia brindada durante la celebración el cirujano que estuvo a cargo, el doctor Sir Terence English le dijo a The Sunday Telegraph que el médico que lo asistió en dicha operación intentará reemplazar un riñón humano con el de un cerdo a fines de este año.

Si el resultado del xenotrasplante (así se llama al uso de órganos de animales en humanos) es satisfactorio con los riñones porcinos, entonces es probable que en unos pocos años se puedan usar sus corazones con buena aceptación en cuerpos humanos, según lo que declaró el experto, de 87 años.

Hasta el momento, si bien no se logró trasplantar un órgano completo, se realizaron distintos estudios que muestran cómo la regeneración del corazón con terapias genéticas es posible y esto se comprobó, en principio, sobre los puercos. La anatomía y la fisiología del corazón de los cerdos es similar a la de los humanos, por lo que a menudo se lo usan como modelo para desarrollar nuevos tratamientos.

Un equipo internacional de investigadores, incluidos científicos del Reino Unido, descubrió al administrar un pequeño pedazo de material genético llamado microRNA-199 en un corazón dañado por un ataque que este procedimiento favorecía la regeneración de las células.

Publicada en la revista Nature, la investigación mostró los resultados promisorios de la administración de microARN-199 en cerdos después de un infarto de miocardio. Después de un mes hubo una "recuperación casi completa" de la función cardíaca.

El infarto de miocardio, que es causado por el bloqueo repentino de una de las arterias coronarias cardíacas, es la principal causa de insuficiencia cardíaca. Cuando un paciente sobrevive a un ataque cardíaco, queda con daño estructural permanente en su corazón. Este estudio demuestra de manera convincente por primera vez que su recuperación completa podría ser factible y no solo un sueño imposible.

Sin embargo, los científicos tienen que superar algunos obstáculos considerables antes de que la terapia genética pueda probarse en pacientes con ataque cardíaco humano.