El presidente de la Corte pidió a los jueces que abandonen conductas "personalistas" y "estridentes" para recuperar legitimidad.

El presidente de la Corte Suprema de la Nación, Carlos Rosenkrantz, admitió ayer que "los argentinos están perdiendo la confianza en el Poder Judicial". Pero afirmó que "estamos a tiempo de revertir esa crisis de legitimidad" si se respetan "puntillosamente" las reglas.

Rosenkrantz formuló estos conceptos al disertar en la apertura del año judicial. Fue en un acto que contó con la participación de integrantes del alto tribunal, el ministro de Justicia, Germán Garavano. También magistrados federales de distintos fueros de todo el país, aunque hubo ausencias notorias.

Discurso

En su discurso, el presidente de la Corte Suprema aseveró que "estamos frente a un desafío porque la legitimidad es esencial". Y subrayó que "con la capacidad de nuestra gente es posible encontrar una solución".

El magistrado subrayó que "ser jueces no es un privilegio". Sino que "estamos para servir a la ciudadanía con el derecho", al disertar ante los restantes miembros de la Corte.

En su discurso, Rosenkrantz se refirió a "la sospecha de que servimos a intereses ajenos al derecho". Por lo que, señaló, "para recuperar la confianza debemos esforzarnos y demostrar que respetamos puntillosamente las reglas".

En esa misma línea de pensamiento, dijo que "nuestras decisiones deben estar estructuradas por principios". Y que "debemos estar comprometidos a aplicar esos principios aunque el resultado sea impopular o antipático".

Esfuerzos

En ese sentido, el presidente de la Corte pidió que el esfuerzo sea "colectivo" y reclamó "una línea de continuidad" en la labor de los magistrados. Porque "cualquier claudicación" en lo que calificó como "un camino largo" servirá a que se diga que "en los jueces no se puede confiar".

"Para ser coherentes se paga un precio alto", expresó Rosenkrantz. Y opinó que en un pleito "no importa quien gana, sino que el resultado venga por razones que lo justifiquen".

Paralelamente al discurso de su presidente, la Corte definió ayer por unanimidad otorgarle al juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, la asistencia que solicitó ante los legisladores de la comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados el miércoles de la semana pasada.

Rosenkrantz pronunció su discurso de media hora en un auditorio que reunió al jefe del gremio de los judiciales Julio Piumato, el ministro Germán Garavano y los ministros de la Corte Ricardo Lorenzetti, la actual vicepresidenta del cuerpo, Elena Highton, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti.

Confianza

En su discurso, el presidente de la Corte planteó que "la confianza es un bien frágil". Que "una vez rota es difícil de recuperar". Aunque señaló que eso "es posible" para lo cual "hay que prescindir de estridencias y personalismos".

Rosenkrantz consideró que "la magistratura debe poder evaluarse" para que se compruebe que "lo que hacemos responde a reglas claras". Y, en tal sentido, mencionó tres medidas (digitalización de expedientes, creación de agenda de causas trascendentes y proyecto para compras y contrataciones de la Corte) que "muestran nuestro compromiso".

El presidente de la Corte se mostró esperanzado. Y reveló que tenía "una convicción profunda" porque en el caso de los jueces, ponderó, "la enorme mayoría trabaja con ahínco y quiere estar a la altura de sus responsabilidades".